Toda la ansiedad acumulada de cuatro días parece querer escapar del cuerpo de Yoongi. Cada vez que toma una bocanada de aire, no le parece suficiente. Su pecho se siente oprimido, y sus manos, inquietas, no logran mantenerse quietas. Nada consigue calmarlo, salvo, tal vez, observar a su hijo mientras hace las tareas en su escritorio.
La oficina de Yoongi en MTec es amplia y minimalista, con muebles de líneas modernas y ventanales que ofrecen una vista panorámica de la ciudad. En el centro, el amplio escritorio de Yoongi está lleno de documentos, su computadora y su hijo, que se ve pequeño en comparación a la silla y el gran escritorio de unos de los empresarios de tecnología más importantes del continente.
Yoongi, mientras tanto, camina de un lado a otro, con su teléfono en la mano, revisando los detalles de su encuentro con Jimin esa noche.
—Papi, préstame tu mano para sumar —pide Yeonjun desde su escritorio.
Yoongi detiene su paseo, camina hacia él y le extiende la mano sin dejar de revisar su teléfono. La tensión en sus hombros es dolorosa, aunque intenta disimularla frente a su hijo.
Yeonjun cuenta con total concentración, primero sus propios dedos y luego los de Yoongi. Después, con una torpeza encantadora, escribe los números en su cuaderno. Yoongi observa el cuaderno de reojo, sorprendido al notar que no hay tachones como de costumbre.
—¿Ya no usas palitos para contar?
Yeonjun niega con una sonrisa ancha, sus ojos brillando con entusiasmo.
—Jimin hyung me dijo que es mejor usar lápices para contar, así no ensucio el cuaderno con palitos. Y si no tengo lapices, que use los dedos. Yo le dije que a veces no me alcanzan, y me dijo que me prestaba los suyos... o que usara mis pies.
Yoongi intenta sonreír, pero no puede. Su mente sigue atrapada en Jimin, en su ausencia, en el vacío que dejó. Cada pensamiento lo lleva de vuelta a él, y al parecer, también a su hijo. ¿Cómo permitió que ese omega se metiera tan profundamente en su vida? Era una pregunta que se hacía constantemente, pero al recordar la imagen de Jimin revoloteando por su casa, encontraba la respuesta.
—Me dijiste que te daba pena contar con los dedos.
—Sí, pero Jimin hyung me dijo que él también contaba con los dedos cuando era pequeño, ¡y ahora es el mejor! —Yeonjun afirmó, con la certeza propia de un niño—. ¿No lo sabías, papi? Por eso trabaja mucho, porque a la gente le gusta cómo hace sumas y restas.
La obviedad en la voz de Yeonjun arrancó una sonrisa genuina de Yoongi. La inocencia de su hijo era un contraste doloroso con el caos que lo consumía por dentro. Mientras Yeonjun hablaba de Jimin con admiración, Yoongi no podía dejar de preguntarse si ese omega sabía lo mucho que lo extrañaban. Si sabía lo mucho que él lo extrañaba.
Sin darse cuenta, Yoongi acaricia el cabello de Yeonjun mientras su mente sigue volviendo a Jimin. La ansiedad persiste, pero por un momento, el simple contacto con su hijo lo conecta de alguna manera con lo que realmente importa: traer a Jimin de vuelta.
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Estado Civil: Divorciado [YM]
Fanfiction☾✴ Nació para ser lindo ☽✴ Creció para ser complaciente ☾✴ Vivió para ser perfecto Ya no más. No desea que lo vean lindo, no desea complacer y en definitiva, no es perfecto. Ahora está felizmente, divorciado. O eso cree, porque después de seis a...