Capítulo 27

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Yoongi se había sentido inquieto durante gran parte de la mañana

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Yoongi se había sentido inquieto durante gran parte de la mañana. No había podido concentrarse en sus labores habituales, incluso cuando Sunoo le pidió que revisara los perfiles de posibles sospechosos. Su instinto le decía que algo no estaba bien, y lo primero que hizo fue llamar al colegio para preguntar por el pequeño Yeonjun.

Por fortuna, todo estaba en orden. Yeonjun estaba pasando una mañana tranquila, rodeado de felicitaciones y juegos con sus compañeros de clase. Al colgar la llamada, Yoongi dudó en hacer la siguiente. No debía, no era apropiado. Entonces decidió preguntarle a su madre sobre su día, pensando que, si sabía que ella estaba bien, se sentiría menos intranquilo.

No fue sorpresa que, aunque Jiyu le respondió animada por la fiesta de cumpleaños de Yeonjun, Yoongi aún se sentía inquieto. Una presión constante en su pecho hacía que respirar profundamente fuera difícil, y un ligero temblor en sus manos revelaba el nerviosismo que trataba de ignorar.

Porque, en el fondo, sabía que sus preocupaciones no estaban relacionadas con su hijo o su madre, tampoco con la empresa. Su preocupación estaba irracionalmente dirigida a Jimin.

Decidió llamarlo, una y otra vez. Cada tono sin respuesta solo hacía que sus hombros se tensaran aún más, que su estómago se vaciara y que un mareo que ya no solía tener se hiciera presente. Sentía una opresión en la garganta, como si las palabras que necesitaba decir se ahogaran antes de poder salir. Jimin era el protagonista de su intranquilidad, y la angustia de cada tono sin respuesta lo ponía más ansioso, como si algo dentro de él estuviera a punto de romperse.

«¿Y si él lo encontró?», se preguntó una y otra vez mientras caminaba de un lado a otro en su oficina. La ansiedad lo devoraba por dentro, y el sudor frío en la nuca se intensificaba con cada pensamiento oscuro que cruzaba su mente. «¿Y si le hizo daño?». Esa pregunta lo hizo palidecer aún más. La culpa por no haberle advertido lo estaba consumiendo, y sentía un nudo en el estómago que no le permitía pensar con claridad.

El alivio que sintió al escuchar que la llamada fue atendida, fue fugaz.

—¿Jimin?

Los latidos de Yoongi se descontrolaron al escuchar un pequeño sollozo ahogado al otro lado de la línea. Su corazón comenzó a latir tan fuerte que sentía cada golpe resonar en sus oídos, y una punzada de miedo le recorrió la espalda.

—¿Dónde estás? —preguntó Yoongi, preocupado, sin molestarse en sonar despreocupado o desinteresado. Jimin no estaba bien—. ¿Quieres que vaya por ti?

Rogó porque dijera que sí, pero era Jimin, y Jimin no lo necesitaba. Sentía sus manos heladas y una sensación de vacío en el pecho que no lograba disipar.

—No —Yoongi se estremeció al escuchar su voz. La voz quebrada de Jimin resonó en sus oídos, como una carga que se negaba a desaparecer.

No era su alfa, ni siquiera eran cercanos. No era su deber proteger y cuidar al omega de otro hombre. No era a él a quien necesitaba.

Estado Civil: Divorciado [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora