Multiverso Mágico 2

5. Criminal Minds

Criminal Minds es una serie norteamericana de drama criminológico, emitida entre 2005 y 2020 por el canal CBS. Creada por Jeff David, la serie regresó en 2022 por Paramount+ bajo el título de Criminal Minds: Evolution. La historia presenta a los miembros de la Unidad de Análisis de Conducta del FBI, un grupo de agentes y expertos en criminología que usan sus talentos para trazar perfiles de los criminales más peligrosos y ayudar a los cuerpos de policía de todo el país a capturarlos. Entre ellos está el líder de la unidad, Aaron Hotchner, el doctor Spencer Reid, el co-fundador de la Unidad David Rossi y muchos otros.

El día se había hecho muy largo y la noche también, a juzgar por la cara de cansancio de Reid. Si él, siendo el más profesional de los profesionales, estaba cansado, era porque la cosa se había alargado demasiado y les urgía un descanso. Pero no podían permitírselo.

-He hecho café, por si alguien quiere- anunció Morgan al volver a la sala, frotándose los ojos y bebiendo un largo sorbo.-Pero no queda nada de azúcar así que ya verán cómo le hacen…

-Olvida el azúcar, con el café solo estaré bien. ¿Reid, tú quieres?-ofreció JJ a su compañero, quien negó despacio con la cabeza y luego volvió a concentrarse en la pila de pergaminos que tenía delante de sí, completamente abocado a su tarea. JJ salió y tras ella Rossi, que musitó algo sobre necesitar refrescarse la cara, y luego todo quedó en silencio mientras trabajaban. Hotch, como buen jefe que era, se sintió mortificado por tenerlos a todos haciendo horas extras, cuando si él hubiera sido más listo lo habría arreglado solo antes. Sus compañeros no deberían estar pagando por un error suyo.

Su equipo estaba acostumbrado a trabajar mucho y a estar siempre en movimiento, viajando, ayudando a resolver casos complicados y a veces peligrosos. Era lo que hacían, era lo que cualquier miembro del Departamento de Aurores hacía. Pero cuando todo era su culpa era difícil no sentirse mal mientras los veía desvelarse, porque sabía que estaban cargado con una presión que le correspondía a él.

"Fui yo el que cometió la torpeza de hacer caso a los informes de ese ignoto", pensó, molesto. "Informes, bah. ¡Puras mentiras! Si no le hubiera hecho caso no habríamos perdido el tiempo investigando una pista falsa, y habríamos podido dedicárselo a cosas más útiles. Y si nos hubiéramos dedicado a cosas más útiles esas chicas no estarían ahora en San Mungo" se recriminó con dureza, pues debido a su juicio erróneo habían dejado de lado a un sospechoso que resultó ser el culpable. Dos mujeres jóvenes habían sido atacadas, estaban vivas, pero habían sufrido mucho y otras sufrirían también si ellos no descubrían al criminal. Ese era el motivo por el cual todos estaban allí en plena madrugada, porque no había forma en que se retiraran a dormir tranquilos mientras aquel hombre siguiera suelto. 

-Espero que no estés pensando otra vez que es por tu culpa- lo sacó de sus pensamientos la voz de Rossi, quien había vuelto del baño y lo había pescado con el rostro perdido en la lejanía.-Porque ya lo hablamos antes, y no nos sirves con la cabeza puesta en culpas innecesarias. Te necesitamos lúcido, Hotch. 

-Ya lo sé, ¡ya lo sé! Estoy perfectamente lúcido por cierto, bebí dos tragos de pócima estimulante con el café y estoy perfectamente-respondió Hotch con un tono más cortante del que realmente había querido usar.-Mejor dime como te ha ido con la petición a la Ministra de Magia. ¿Ha autorizado el uso del Veritaserum en el ignoto que tenemos encerrado en Azkaban? Si hay alguien que sabe la verdad es él, pero mientras no lo obliguemos no hará más que decirnos mentiras…

-Aún estoy esperando una respuesta de su oficina, pero estoy seguro que lo autorizará pronto, Hotch. Tengamos un poco de paciencia nada más.

El uso de la poción de la verdad en criminales estaba estrictamente regulado por la oficina de la ministra de magia, con más razón en meros sospechosos. Antiguamente el jefe de los aurores tenía la autoridad suficiente para ordenar el uso del Veritaserum, pero desde los sucesos de la guerra todo se había puesto más estricto en cuanto a las normas de seguridad. De modo que Hotch aún en su calidad de jefe de aurores no podía hacer nada más que esperar, a pesar de estar totalmente convencido de que sólo de ese modo llegarían a la verdad. El ignoto les había dado una pista falsa a propósito, pero sabía la identidad del criminal, estaba seguro que lo sabía. Si pudiera probarlo ahora mismo, y ahorrarle a su equipo las horas de insomnio…

El trabajo de auror a veces era eso, pensó media hora más tarde, cuando dejó su escritorio para ir a preparar más café y a comprar unos pasteles dulces a la bruja que recorría el ministerio piso por piso, ofreciendo comida a los desventurados magos que debían seguir trabajando en lugar de regresar a casa. No todo se trataba de aventuras épicas y duelos mágicos con resultados asombrosos, a veces eran largas horas de trabajo de oficina en una sala demasiado caldeada. No quería ni pensar en que todo ese esfuerzo era en vano, así que después de respirar hondo regresó a la sala mientras la bandeja cargada de café y pasteles lo seguía flotando. Morgan cabeceaba en su asiento pero no quiso decirle nada, así que se dispuso a sentarse para repartir la comida. Entonces…

-¡Al fin!- exclamó Reid con un memo volador en la mano, agitándolo contento mientras miraba a su jefe.-¡Oye, Hotch! Acaba de llegar esto de la oficina de la ministra, es lo que tanto esperabas. ¡Nos autoriza a usar el Veritaserum con el ignoto sospechoso y dice que todo corre a su cargo, así que podemos llamar ya mismo al pocionista oficial del ministerio para que la prepare!

-Por Merlín, al fin- comentó con un suspiro de alivio que lo recorrió todo, haciendo que sus colegas se desperezaran y sonrieran; sabían lo mucho que les facilitaría la investigación el que el sospechoso fuera obligado a decir la verdad, así que poco a poco y en tiempo récord fueron recogiendo sus escritorios. Hotch no necesitó decirlo, todos podrían irse a casa por fin, podrían dormir un poco en lo que él y Rossi escribían una carta urgente al pocionista para que les consiguiera una dosis de Veritaserum. Lo más probable era que la tuvieran lista a primera hora de la mañana, lo que les daría algunas horas para dormir antes de volver al trabajo.

-A menos que me necesiten para algo más me iré ya, mis pies prácticamente no me sostienen- dijo Spencer Reid con un gran bostezo, tapándose la boca al instante.-Lo siento, es que es cierto. ¡No me había desvelado tanto desde que era niño!

-¿Veías dibujitos animados a escondidas, pequeño genio?- comentó Rossi con una pizca de humor sobre la infancia muggle del muchacho, pero como siempre Reid no lo captó y contestó muy en serio:

-No, adelantaba mis tareas escolares para tener más tiempo libre durante el día. ¿No lo hacías tú? 

-Yo lo hacía a veces- intervino Hotch también más animado, ahora que las cosas comenzaban a avanzar.-Y descuida, Reid, puedes irte a casa si quieres. Toma algo de poción para dormir, así te aseguras un buen descanso. Yo te…

-¿Eh?

El tono curioso de aquel "eh" de Rossi lo hizo frenarse a tiempo. Había estado a punto de decir "yo te despertaré cuando sea la hora de volver", pero no podía decir eso delante de otros, no todavía, porque lo suyo con Reid era secreto. Spencer notó su fallido y distrajo la atención bostezando de nuevo y mencionando que se llevaría uno de los pasteles sobrantes si no lo querían, y que lo comería camino a la chimenea. Hotch asintió y suspiró por dentro, preguntándose si no habría llegado la hora de sincerarse con su equipo. ¿Qué motivos tenía después de todo para ocultar su noviazgo con Spencer, si ambos eran mayores de edad y solteros? La política del ministerio no prohibía esas relaciones, así que realmente no tenían motivo para ocultarla…

"Bueno, lo hablaré con él más tarde. Ahora mismo lo único que quiero hacer es terminar esta carta y volver a casa… ¡será el sueño mejor ganado de toda mi carrera!" pensó.