6. La Ley y el Orden UVE

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La Ley y el Orden: Unidad de Víctimas Especiales es una serie dramática/policial estadounidense, creada por Dick Wolf en 1999 y estrenada por el canal NBC; es un spinoff de la serie La Ley y el Orden y al igual que su antecesora está ubicada en la ciudad de Nueva York. La historia trata sobre la Unidad de Víctimas Especiales, un grupo de detectives dedicados a resolver crímenes mayormente de índole sexual, entremezclando también las historias personales de cada uno de ellos. La serie cuenta con 25 temporadas y contando, y a lo largo de los años ha contado con múltiples personajes, incluyendo la famosa dupla Olivia Benson/Elliot Stabler, los detectives Munch, Tutuola, Amaro y Rollins, los fiscales Barba y Carisi y muchísimos otros.

 La serie cuenta con 25 temporadas y contando, y a lo largo de los años ha contado con múltiples personajes, incluyendo la famosa dupla Olivia Benson/Elliot Stabler, los detectives Munch, Tutuola, Amaro y Rollins, los fiscales Barba y Carisi y muc...

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-Mucho trabajo por delante… para no variar- comentó Olivia con una sonrisa tensa, al entrar a la oficina aquella mañana y ver su escritorio repleto de pergaminos. Lo cierto era que no se trataba solo del trabajo acumulado, si no de la vida que cada vez pesaba más sobre sus hombros. Ella era bruja, podía hacer magia. Pero no milagros.

Olivia se había graduado de Ilvermorny con las mejores notas, recibiendo múltiples recomendaciones de sus profesores para entrar al departamento del MACUSA que ella quisiera. Eligió el Departamento de Aurores, por supuesto, ya que desde pequeña su sueño había sido combatir al mal y atrapar criminales; quizás influenciada por las series de televisión nomaj (había sido la primer y única bruja hasta ahora de su familia), pero lo cierto era que ser una oficial de la ley le parecía el único camino posible para ella. Y lo supo, en cuanto entró como detective novel al grupo de aurores, supo que podía hacer una diferencia y darle buen uso al entrenamiento recibido.

Habían pasado diez años. Seguía convencida de que su labor era valiosa, pero ya no estaba tan segura de que pudiera hacer la diferencia. Y todo era culpa de dos cosas, la burocracia interna del MACUSA y el deprimente hecho de que no importara cuántos magos siniestros atrapara, siempre aparecían más.

-Te ves cansada, Benson… ¿café?-le ofreció su compañero Elliot, que llevaba varias tazas flotando tras de sí para ir repartiendo a sus compañeros. Olivia asintió y tomó una, agradeciendo el calor de la bebida que la reconfortó de inmediato. 

-Gracias, Stabler. Necesitaba un poco de energía extra, además de calor. ¿Ya viste la nevada que hay afuera?

-Sí, pero para eso tenemos chimeneas, ¿no? Para evitar problemas como el mal clima y el tráfico nomaj…

-Mi chimenea está dañada desde que Noah hizo estallar en ella pirotecnia muggle- explicó con otra sonrisa más tensa que la anterior.-Y no he tenido tiempo de arreglarla así que tuve que caminar hasta la casa de Rafael para poder usar su chimenea, y eso porque vive cerca. A veces la vida es más difícil de lo que parece, ¿no crees?

Elliot la dejó piadosamente tranquila y ella se llevó su taza al escritorio, quitándose el abrigo y comenzando a leer y ordenar la pila de mensajes acumulados en su ausencia. Sí, la vida podía ser difícil incluso con magia. Para empezar estaba el hecho de que era madre soltera de un niño de cinco años, Noah, que había empezado a mostrar signos de magia hacía poco y eso lo decía todo: no le alcanzaban las manos y los ojos para vigilar a su hijo, que en su inocencia hacía flotar o estallar cosas aprovechando que tenía parientes y amigos en ambas comunidades. Eso ya era mucho, pero luego estaba su trabajo que era un desgaste peor. Los aurores siempre estaban sometidos a mucha tensión y a grandes desafíos en su lucha contra los magos tenebrosos, pero estaba peor desde que su jefe había caído enfermo; Donald Cragen era un mago con muchísima experiencia y rara vez se lo había visto indispuesto o faltando al trabajo, pero ni el más experto hechicero se libraba, si el destino así lo quería, de pescarse una terrible úlcera estomacal. Por cierto que tenía fácil cura gracias a un nuevo tratamiento de pociones, pero de todas formas los sanadores le habían recomendado dos semanas de reposo en lo que el tratamiento hacía efecto. En su ausencia la habían nombrado a ella como jefa provisional del departamento, pero así como era un orgullo tener ese puesto también era una carga pesada como collar de melones. No podía descuidarse, ni cometer errores.

-Tenemos la casa de los sospechosos vigilada, jefa- le informó Odafin Tutuola, auror de pocas pulgas pero muy leal y de confianza.-¿Quieres que hagamos algo más con eso?

-Por ahora no, sigan vigilando hasta que yo les avise o noten algo extraño. ¿Quiénes están haciendo eso por cierto?

-Munch y yo nos turnamos, y Carisi nos echó una mano ayer. ¡Gracias a Merlín! Ese barrio apesta pero en serio, contar con un respaldo como Carisi nos lo hizo mucho más fácil…

Olivia estaba de acuerdo con eso. Dominick Carisi era un auror reciente y uno muy bueno, con gran habilidad para los hechizos no verbales y muy buenos reflejos. Estaba casado con el secretario del ministro de magia, su amigo Rafael Barba, así que lo conocía bien y sabía que podía confiarle cualquier tarea.

-Amanda envió esta lechuza temprano, por lo que veo. Dice que una de las niñas tiene fiebre así que llegará tarde. ¿Podemos cubrirla?

-Podemos- interrumpió Elliot desde su escritorio.-Amaro está libre, lo llamaré.

-Bien. Recuerden que el caso Payne es prioridad y que el ministro en persona quiere entregarlo a las autoridades del ministerio mágico británico, así que no podemos dormirnos en los laureles. ¡Hagamos lo mejor posible!

Los problemas continuaban, el trabajo seguía siendo difícil, pero ahora que se había sumergido en él ya no sentía que fuera una carga tan dura. Al fin y al cabo, ¿alguna vez había fallado como líder? Cregan le confiaba todo, y hasta el ministro confiaba en su capacidad de suplantar al auror en jefe. Ella podía…

"Yo puedo" se repitió con ánimos renovados mientras organizaba su horario con Elliot. Tenían que hacer mucho papeleo pero también tenían que ir a la prisión mágica para interrogar a la mano derecha de Payne, el mortífago que según sus informes se había refugiado en Estados Unidos después de huir de Azkaban. Interrogar a un sospechoso era una labor que realizara cientos de veces, ¿y acaso alguna vez se había dejado intimidar? Ella podía.

-Cuando tú digas, jefa- dijo Elliot en modo broma. Ella volvió a sonreír pero está vez no con tensión, si no con genuino buen humor. Contar con los compañeros apropiados realmente ayudaba a no sentirse demasiado hundida. Ojalá que pudieran seguir trabajando juntos por mucho tiempo más.

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