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UN GRAN CAMBIO

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UN GRAN CAMBIO.

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— Entonces... ¿Ya no es señor Dixon?

La carcajada de la dupla se expandió por el reducido espacio en el camión. Conner trató de recordar, apenas entendiendo vagos escenarios, pero dejando en claro que Lucca se había hecho notar en su ausencia.

— Mierda, no dejare que ese idiota vuelva a salir.

La risa aumentó. Sasha sobre sus piernas se removió de la euforia y le picoteó las costillas, quitándole momentáneamente el aire. Quiso respingar, pero en su lugar buscó la expresión en Daryl que le diera apoyo o fin a la vergüenza del ambiente. No lo obtuvo. Daryl estaba serio, concentrado en la caminata. Sin embargo, la rodilla del rastreador se apoyó en su muslo y la piel se le puso cálida.

— Estaba pegado a Daryl como un chicle — se burló Abraham —, con esas enormes gafas horribles.

Conner frunció el ceño y trató de mirarse. No tenía gafas consigo, pero hasta ese momento examinó su vestimenta. ¿Porque tenía la camiseta abrochada hasta la cima del cuello? Además de estar perfectamente fajada y con un cinturón en el pantalón más holgado de lo normal y encima... ¿era un suéter de abuelo? Se veía ridículo.

Las risas siguieron aún cuando su expresión enfurruñado estaba en su esplendor.

El chiquillo tiene pésimo gusto, estoy de tu lado en eso, Conner.

— Hey, me alegra que estés de regreso — dijo Sasha, palmeándole las piernas con confianza, haciendo que su peso se hiciera el doble con el movimiento, pero Conner no se quejó —, el loquito otro trajo muchos problemas.

Iba a quejarse hasta que el ambiente se tensó. Tras la maraña de cabello de la chica, pudo ver la carretera. Un grupo de motociclistas estaban reunidos, sin moverse, estorbando y esperándolos. Si Daryl no fuese tan especial para él, admitiría que eran sus copias.

— ¿Por qué no se bajan y nos acompañan en el camino? — gritó quien pareció ser el líder, cuando el camión conducido por Daryl se detuvo.

Obedecieron. Ellos tenían armas y eran más. Con un camión lleno de explosivos no era tan buena idea atentar una guerra de disparos mientras ellos estaban ahí dentro.

Bang, Bang! (Daryl Dixon) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora