Conner Rush tiene TID, y tiene que enfrentarse a lidiar con ello en medio de un Apocalipsis donde los muertos caminan. Su vida se llena de esperanza cuando se une a un grupo de desconocidos donde la persona que le dará razones para vivir se encuentr...
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VENGANZA
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¿Cómo había llegado a esa situación?
Sintiendo de bajo de sí las suaves sábanas de una cama, el cuerpo de Conner dio vuelta sobre sí mismo. El suave tacto de la almohada sobre su mejilla le dio seguridad, haciéndole creer que todo lo que había pasado era más y nada más que un sueño, pero ¿en qué momento se había quedado dormido? Entonces reprodujo en su mente todo lo que había pasado aquella noche.
Por favor, no le hagas daño.
Se sentó de golpe, la cabeza le giró y dolió por el rápido movimiento.
— ¿Señor Dixon? — fue el pequeño susurro que salió de sus labios, casi inaudible. Doloroso.
— ¿Conner? — la oscuridad de la habitación se fue aclarando poco a poco. Lucca vio la silueta varonil acercarse. Primero vislumbró a Daryl, pero conforme volvía a la realidad ese rostro desapareció. — ¿Estas bien?
— ¿El señor Dixon? — intentó reincorporarse, pero el hombre le dio un ligero empujón a sus hombros para empujarlo hacia la cama de nuevo. Lucca se apartó de inmediato, renegando el toque.
— Está bien, descuida.
Se arrinconó a sí mismo en una esquina de la cama y se abrazó las rodillas.
Hubo un pequeño silencio. Lucca asomó la mirada entre sus propios brazos. Se sentía solo. Abandonado. ¿Dónde estaban todos?
— ¿Quién eres?
— Lucca — respondió en un hilo.
— Lucca, bien... — el hombre se subió a la cama, acercándose a él con una cálida sonrisa. Era amigable —, soy Jesús
— Lo sé — respondió de inmediato.
Por supuesto que sabía quién era, solo... quería ver a su gente, a su grupo, a su familia.
