Capítulo 13: Sombras y Alucinaciones

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Vox estaba en su cuarta copa, o quizás en la quinta. Las luces del club de Valentino brillaban a su alrededor como destellos lejanos, pero su mente estaba en otro lugar. La imagen de Alastor seguía volviendo, clavándose en su conciencia como una espina. No podía quitárselo de la cabeza, especialmente esa última vez que se había acercado tanto a él, cuando Alastor aún estaba encadenado, débil, pero desafiante.

"Tan cerca...", murmuró para sí mismo, recordando la sensación de acercarse a la cara de Alastor, tanto que pudo sentir su respiración irregular y la tensión en sus músculos. En ese momento, había notado algo que lo descolocó: un calor extraño subió por su cuerpo, y por una fracción de segundo, la pantalla de su rostro se había "glitcheado", como si algo dentro de él hubiera fallado.

La imagen de Alastor tan cerca lo invadía. Ese retorcido sentimiento de poder sobre su antiguo amigo, mezclado con algo más que no quería admitir. "No debería importarme... ¿Por qué me molesta tanto?" Las palabras resonaban en su cabeza mientras bebía más para intentar borrar esos pensamientos.

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Valentino, mientras tanto, observaba a Vox desde su lugar. La forma en que su amigo y ocasional aliado bebía con tanta desesperación no era usual. Sabía que algo estaba mal, pero más allá de eso, veía una oportunidad.

Se acercó a Vox, con su típica sonrisa maliciosa. "Vox, cariño, estás bebiendo como si quisieras olvidarlo todo. No te preocupes, podemos hacer que lo olvides por completo," susurró, sus antenas moviéndose con lentitud, mientras el destello de las luces del club reflejaba su mirada.

Vox apenas levantó la vista de su vaso, su mente aún atrapada en pensamientos de Alastor. "No necesito olvidarlo," murmuró, pero su voz temblaba, traicionando su propia inseguridad. Su pantalla glitcheó nuevamente, su rostro cambiando a estática por unos segundos antes de volver a la normalidad.

Valentino se rió suavemente, divertido. "Oh, cariño, creo que necesitas más que solo una copa para olvidarte de lo que sea que te está atormentando." Se sentó junto a Vox, sus dedos rozando su brazo de manera casual, casi insinuante. "Déjame ayudarte a relajarte. Olvida todo por un rato."

Valentino, siempre oportunista, vio en Vox la posibilidad de distraerse y también de sacar provecho. Se inclinó hacia él, su aliento rozando la oreja de Vox mientras le susurraba palabras sugerentes, invitándolo a dejarse llevar.

Pero a pesar de la cercanía, a pesar de los intentos de seducción de Valentino, Vox no podía dejar de pensar en Alastor. "No es... no es lo que quiero...", murmuró, visiblemente afectado por el alcohol y la confusión. "Alastor... él..."

Valentino hizo una pausa, sus antenas agitándose levemente mientras se apartaba. "¿Alastor?", repitió, incrédulo. "¿En serio? ¿Aún sigues pensando en él?" Sus ojos se estrecharon mientras intentaba mantener la compostura. No le gustaba perder su tiempo, y mucho menos competir con la sombra de otro demonio.

"Maldito Alastor," murmuró Valentino para sí, sus dedos tamborileando con impaciencia en la mesa. Tratando de insistir una vez más, se acercó a Vox con la intención de guiarlo hacia su dormitorio, pero cada vez que intentaba dirigir la conversación a algo más... íntimo, Vox volvía a mencionar a Alastor.

Frustrado, Valentino finalmente se dio por vencido. "Esto es una pérdida de tiempo," masculló, ayudando a Vox a ponerse de pie. "Vamos, te llevaré a tu maldita torre. Pareces incapaz de hacer nada más."

Vox apenas podía mantenerse en pie por sí mismo, el alcohol lo había golpeado más fuerte de lo que esperaba. Así que, sin mucho más que hacer, Valentino lo arrastró hasta la Torre Vee, dejándolo caer en su cama sin ceremonia. "Tal vez en la mañana dejes de obsesionarte con ese maldito ciervo."

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Mientras tanto, en el hotel...

Ángel Dust caminaba por los pasillos del Hazbin Hotel, su mente girando en torno a lo que había escuchado en el club de Valentino. "¿Encadenado en su torre? ¿Alastor... atrapado?" Sus pensamientos se arremolinaban mientras trataba de decidir qué hacer.

Se detuvo frente a la puerta de la habitación de Charlie. Ya llevaba una semana preocupada por la desaparición de Alastor, pero Ángel no tenía pruebas concretas. Solo tenía el borracho comentario de Vox, y eso no era suficiente.

"Si le digo a Charlie, y resulta que estoy equivocado, se va a armar un lío. Pero si tiene razón..." Se pasó una mano por el cabello, suspirando. No quería meterla en problemas innecesariamente, pero también sabía que ella merecía saber lo que escuchó. Al fin y al cabo, Charlie había mostrado una genuina preocupación por la desaparición de su mánager.

Ángel dio un paso hacia la puerta, levantando la mano como si fuera a tocarla, pero luego la bajó, vacilando. "Mierda, ¿y si todo esto es una confusión? ¿Y si solo era el licor hablando? No puedo ir por ahí asustando a todos sin pruebas." Se dio la vuelta, alejándose de la puerta. Quizá podría esperar un poco más. Podría intentar buscar más información antes de soltar algo así.

"No quiero hacer un escándalo sin motivo. Pero... si Vox realmente tiene a Alastor...", se dijo mientras se alejaba lentamente, sus pasos resonando en el pasillo vacío.

Ángel Dust, siempre conocido por su despreocupada actitud, ahora estaba dividido entre actuar y esperar. Sabía que, en el fondo, tarde o temprano tendría que tomar una decisión.

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