Capítulo 12: Ecos de Una Amistad Perdida

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Alastor intentó nuevamente forzar las cadenas, pero su cuerpo apenas respondía. Estaba exhausto, sus músculos tensos por el esfuerzo de liberarse, pero nada parecía funcionar. Vox, con su sonrisa característica, observaba desde la puerta, divertido por el intento fallido de su antiguo amigo.

La tensión en la habitación era palpable. Alastor levantó la mirada y, a pesar de su debilidad, lo miró con furia. Sin embargo, había algo más profundo detrás de esos ojos enrojecidos: una sombra de nostalgia que Alastor intentaba enterrar.

"¿Qué es lo que realmente quieres, Vox?" Alastor gruñó, su voz apenas un susurro. La fatiga lo estaba consumiendo, pero no podía mostrar debilidad, no ante Vox.

Vox se acercó con pasos medidos, cada movimiento calculado. “¿Qué quiero? Ya deberías saberlo, Alastor. Siempre lo he querido todo. Y tú solo fuiste un obstáculo en mi camino.”

Las palabras resonaron en la mente de Alastor, recordándole una época en la que esas palabras hubieran sido una broma, una forma juguetona de expresar sus ambiciones. Pero ahora, no lo eran. Eran una verdad desnuda, afilada como un cuchillo.

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Flashback

Había una época en la que Vox y Alastor eran inseparables. La primera vez que cruzaron caminos fue por pura casualidad, cuando ambos estaban empezando a consolidar su poder en el Infierno. Vox, con su afán de innovación y control tecnológico, y Alastor, con su amor por lo clásico y lo tangible, formaron una amistad que sorprendió a muchos. Compartían risas, planes e incluso algunos enfrentamientos contra demonios que querían quitarles sus territorios.

"Sabes, Alastor," dijo Vox una vez, mientras ambos miraban el horizonte oscuro del infierno, "el progreso es inevitable. Si no evolucionamos, estamos condenados."

Alastor, con su usual sonrisa despreocupada, había respondido: "¿Para qué correr cuando lo que necesitas ya está aquí?"

En ese momento, ambos se rieron. Vox admiraba el ingenio de Alastor, y Alastor respetaba la ambición de Vox. Pero esas diferencias, que al principio habían sido el pilar de su amistad, lentamente comenzaron a convertirse en una grieta insalvable.

Con el paso de los años, Vox se obsesionó más y más con el control tecnológico. Sus experimentos se volvieron más agresivos, buscando no solo dominar las frecuencias del infierno, sino también las mentes de aquellos que escuchaban su transmisión. Alastor observó con desconfianza cómo su amigo parecía perder su esencia, reemplazando todo lo genuino por máquinas y manipulación.

La ruptura final ocurrió en una fatídica discusión.

"Tengo un plan," le dijo Vox una noche. "Con la tecnología correcta, podemos subyugar a todos en el infierno. Convertirlos en meros receptores, controlados por mis ondas. Podríamos tener un imperio, Alastor. Tú podrías ser parte de él."

Alastor se quedó en silencio por un momento, mirando a Vox con una expresión que combinaba decepción y sorpresa. "¿Es eso lo que quieres? ¿Controlar a las almas de esta manera? Vox... eso no es poder. Eso es debilidad."

La discusión escaló rápidamente, con Vox acusando a Alastor de no comprender la necesidad de evolucionar, de quedarse atrapado en lo anticuado. Y Alastor, a su vez, lo llamó un esclavo de su propia ambición, incapaz de ver más allá de sus propias obsesiones. Esa noche, una amistad que alguna vez había sido cercana se desmoronó.

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Fin del Flashback

De vuelta en la habitación oscura, Alastor cerró los ojos por un momento, intentando apartar los recuerdos de su mente. "Nunca lo entendiste, Vox," murmuró, más para sí mismo que para el demonio tecnológico frente a él.

Vox levantó una ceja, divertido pero también ligeramente irritado. "¿Y qué es lo que no entendí, Alastor? ¿Que tú prefieres vivir en el pasado mientras el mundo avanza sin ti?"

Alastor intentó levantarse de nuevo, pero las cadenas lo mantuvieron en su lugar. El esfuerzo le estaba pasando factura, y la fatiga no lo dejaba pensar con claridad. Pero una cosa era segura: no podía dejar que Vox ganara esta vez. "El progreso sin alma... es una forma vacía de poder. Y eso es lo que tú eres ahora, Vox. Un cascarón vacío."

Las palabras de Alastor calaron más profundo de lo que Vox hubiera querido admitir. Se quedó en silencio por un momento, la sonrisa en su rostro desvaneciéndose ligeramente. "Lo que sea que tú pienses, Alastor, ya no importa. Esta vez... soy yo quien tiene el control."

Vox se dio la vuelta, listo para marcharse. Pero antes de salir de la habitación, se detuvo en la puerta y, sin volverse, murmuró: "Recuerdas cuando estábamos del mismo lado, ¿verdad? Las cosas eran más simples entonces."

Alastor, aún encadenado y debilitado, lo miró con furia en los ojos, pero sin poder ocultar completamente una sombra de tristeza. "No estábamos en el mismo lado. Tú decidiste abandonarlo."

Vox salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. La oscuridad envolvió a Alastor de nuevo, dejándolo solo con sus pensamientos y los recuerdos de una amistad rota. Mientras el silencio se apoderaba del lugar, una pequeña sonrisa amarga apareció en su rostro.

"¿Quién habría imaginado... que terminaríamos así?" susurró Alastor para sí mismo, antes de dejarse llevar por la fatiga y el dolor.

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Holis, perdón si el capítulo es algo corto, y si no he actualizado ya tan seguido, pero es que los exámenes de la Uni, me tienen hasta el cuello. Pero yo elegí esta carrera, así que me aguanto jsjsjs
Si tienen alguna sugerencia, crítica o algo que quieran decirme pueden hacerlo sin problema. Espero les este gustando hasta ahora y me despido, veré si subo otros capítulo en unas horas o no. Se despide la loca que en vez de estudiar y dormir esta publicando esto. Bye ❤🐼
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