Capítulo 27 Parte XI

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Las leonas se movilizaron ante la primera orden del rey y defender sus tierras de los exiliados. Los principies miraban todo desde las alturas de la Roca del Rey, de los dos, Kopa era el menos contento por tener que quedarse y no ir al lado de su padre. No solamente su hermana ha desaparecido (seguramente escapado), sino que también Nadia con ella (cómplice de Kiara, seguramente) y, no conforme con eso, su padre los deja a ambos en la Roca del Rey como última defensa.

Kion estaba más que capacitado para dar órdenes. De haber sido el mayor habría sido un gran rey, pero el menor de los hermanos nunca se atrevió siquiera a pensar en dicha posibilidad, se conformaba con ser un estratega y un protector. Kopa se abstuvo de rodar los ojos cuando una de las amigas de Kiara, Zuri, se quejó de tener como compañera a Fuli en lugar de su hermana.

No es momento para tales caprichos. La animosidad entre ambas, si es que hay alguna, en especial por parte de Fuli que poco le presta atención a la leona cuando bien podría discutir con ella; es irrelevante en este momento porque sabe que no es momento.

El menor las despacho a ambas a sus puestos, sin réplicas.

–Envíe a Ono a vigilar a papá de cerca. Cualquier eventualidad nos lo dirá –comunicó Kion mirando las praderas por unos segundos antes de volverse a su hermano, suspiró –. Sabes porque no nos dejó acompañarlo.

–Lo sé –dice –, pero eso no lo hace más fácil.

–Hace lo mejor que puede para mantenernos a salvo.

–Y aun así estamos esperando que el enemigo llegue –replicó Kopa. La brisa acompañada de la lluvia meció su melena –. O mejor dicho, dejamos que el enemigo entrara hace mucho.

Kion frunció el ceño.

–Creí que te agradaba.

–Lo hace...Lo hizo...No sé qué pensar –confesó –. Nadia estaba muy segura al intervenir. Puedo entenderlo por parte de nuestro tío, pero ¿Kovu? A ese ni lo conoció bien.

–Si te soy honesto, tampoco sé que pensar –Kion se sentó a su lado. Era mucho más bajo que su hermano con la melena corta, pero pronto crecería y lo alcanzaría –. Las circunstancias en las que Kovu llegó fueron...extrañas, por decirlo suavemente. Demasiada coincidencia. Pero –añadió rápidamente antes de que Kopa hablase –, puede que nos hayamos equivocado con él.

Si bien, Kion sospechaba en cierta medida hacía Kovu, puede admitir abiertamente que paso breves momentos con él. Momentos agradables, donde pudo apreciar un atisbo del verdadero Kovu, al menos, el que se escondía en esa coraza de león misterioso y rebelde. Sí, no hizo nada por defenderlo, su padre estaba herido y lo acusó de traición; acusación que Kovu negó pero que nadie le creyó.

Mientras Kion se sumía en un silencio pensativo, Kopa se sentía cada vez más...inútil. Y no, no es una sensación de ahora sino de hace mucho tiempo. Kiara será reina (si es que Zira no conquista el reino), y Kion pese a ser el menor encontró una forma de servir al reino y así mismo darse un propósito con que el sentirse orgulloso de cumplir, mientras que él es solo el mellizo de la princesa heredera, el hijo del medio, el que pudo haber muerto de no ser por la intervención de Nadia en ese aparente destino.

Porque sí, Kopa a veces cree que su destino fue interrumpido y dado otra oportunidad, pero, ¿para qué exactamente? Era un príncipe que no tiene ninguna responsabilidad real aparte de ser el suplente, el segundo hijo.

–Desearía poder ayudar de alguna manera.

–Eso haces –quiso tranquilizarlo Kion.

Kopa solo suspiró largamente y mirar al frente. Su hermano solo miró el cielo en busca de apoyo, el que sea. Este conflicto tendrá resultados catastróficos, no importa quien gane o no. Todos están separados, desunidos. Como si el viento le susurrase, Kion habla de nuevo:

Scar's of redemptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora