ATENEA [Nanatsu no Taizai] [King]

Extra: Ese fue el momento

—  Toda tú eres a detalle, como el cielo de un pintura de Van Gogh. 

[Reino de Liones, dia del aniversario. Hace 13 años ]

Si alguien tuviera que preguntarle a Atenea ¿Cuando fue el dia en que tus sentimientos hacia King cambiaron? Ella respondería que fue el dia de la celebración del aniversario del reino. 

Cuando aún eran caballeros respetados y queridos por la población,  era común ser invitados de honor en la inauguración del festival, esa semana de celebración los pecados tenían vacaciones lo que les permitía disfrutar de las actividades y manjares. 

Pero no para Nea, al menos no en esa ocasión... — ¿Estas segura que estarás bien, Nea? — cuestiono Diane algo indecisa de dejarla sola.

En la mision del dia anterior, tanto ella como Gowther se miraron involucrados en un accidente con su enemigo, quien al igual que la cabra tenía poderes mentales, invadió la cabeza de Atenea y en un esfuerzo por resistirse, quedo debil y con una migraña de los mil demonios.

Su atacante intentó destruir la armadura de Gowther y casi lo logra, al igual que casi le hace puré su cerebro de no ser por Ban y Escanor que llegaron a su rescate, al sentir la seguridad que le brindaban sus amigos, se permitió descansar.

Cuando despertó ya estaba en su habitación dentro de la gran casa que todos compartían, y habían estado turnándose para cuidarla, a excepción de Gowther y Merlin quienes estaban recluidos en la torre de la hechicera hasta que repararán la armadura de la cabra. 

En ese momento era el turno de Diane pero se notaba a leguas que deseaba ir al festival, pues era de conocimiento general que el dia de la inauguración como parte de su responsabilidad al ser el capitán de la orden sagrada de los 8 pecados capitales e invitado de honor, Meliodas junto a otros tendría que abrir el baile en el centro de la plaza.

Y cada año desde su unificación, Meliodas la sacaba a ella como su pareja para dar apertura al baile, pero dada la situación tendría que buscar otra pareja, para mala suerte de la gigante era su turno de cuidarla, pero parecía que ese no era el lugar en el que deseaba estar. 

— Si, solo diles que le pediste a Lulu que me cuidara —  dijo recordando a la dulce enfermera que estaba en el palacio apoyando a los curanderos —  De todas formas quiero dormir un rato, y no creo que mirarme dormir sea algo divertido, anda ve, estaré bien. 

— Bueno... ¡Está bien! —  dijo decidida para después correr a la salida —  ¡Gracias Nea, prometo que te lo compensare! 

Ella solo sonrió en respuesta mirándola marcharse, la verdad solo deseaba estar sola, no quería que Diane la mirara vulnerable...