Atrapada en el Juego

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Cuando Aron estacionó frente a mi casa, suspiré aliviada por llegar al final de este día surrealista

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Cuando Aron estacionó frente a mi casa, suspiré aliviada por llegar al final de este día surrealista. Antes de que pudiera agarrar mis cosas para bajar del auto, él soltó una pregunta que me tomó por sorpresa.

-¿Sabés inglés? -me miró, expectante.

-Eh... -vacilé-. Sí... o sea, me defiendo con lo que sé.

Aron se golpeó la frente, claramente frustrado, y yo no pude evitar encogerme de hombros, restándole importancia.

-Bueno, no es para tanto -añadí, más para mí misma que para tranquilizarlo-. Sobreviviré.

Sin más, agarré mis cosas: la mochila al hombro, el ramo de flores en una mano y la bolsa con la ropa y maquillaje en la otra. Bajé del auto, cerré la puerta, y antes de que pudiera girar para saludarlo, escuché el motor rugir mientras Aron se alejaba. No me molesté en mirar. Estaba agotada.

Entré a casa y, como había esperado, solo estaba Mateo, mi hermano menor, en el comedor viendo la tele. Apenas me vio, soltó una carcajada.

-¿Qué te pasa? -pregunté, frunciendo el ceño mientras dejaba la mochila y la bolsa junto al sillón.

-Nada, nada -respondió, claramente aguantándose la risa-. Solo que te vi en la tele. No sabía que ahora los príncipes encantadores van a buscar a las chicas con ramos de flores a la universidad.

Rodé los ojos mientras buscaba un florero en la cocina para poner las margaritas y las rosas que Aron me había dado.

-No es un príncipe encantador, es un payaso. -Coloqué las flores en el agua y volví al sillón, sentándome junto a Mateo.

Mientras él seguía viendo la tele, encendí mi teléfono y entré a Twitter. El caos era real. En cuestión de minutos, había fotos de mí y Aron en la universidad. Los comentarios iban desde teorías conspirativas sobre nuestro "romance secreto" hasta bromas sobre cómo me había llevado flores.

Un tuit decía: *"¿Quién es esa chica con Aron Müller? ¿Alguien sabe su @?"*

Otro posteaba: *"Müller con flores en la U... se ve que es serio, ¿o no?"*

Y uno más comentaba sobre el almuerzo del sábado: *"Los vieron almorzando juntos... parece que hay algo grande entre ellos."*

Solté un suspiro. No podía creer lo rápido que todo había escalado. Lo que empezó como una broma absurda, ahora parecía la comidilla de todo internet. Las solicitudes de amistad en mis redes sociales estaban por todas partes, menos en Twitter, por suerte, ya que ahí tenía un nombre de usuario inventado que ni siquiera mi familia conocía.

Pero justo cuando pensaba que había escapado de Aron, vi entre las solicitudes de amistad su nombre. **Aron Müller.** Lo agregué porque no me quedaba otra y, de mala gana, también lo seguí en Instagram.

Mateo, que estaba al tanto de todo el asunto, miró por encima de mi hombro y soltó otra risa.

-¡Lo aceptaste! ¡Estás condenada!

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