La historia sigue a Aron Müeller, un talentoso piloto de Fórmula 1 cuya reputación como mujeriego ha comenzado a afectar su carrera. Para revertir esta imagen negativa y recuperar el apoyo de sus patrocinadores, su equipo de marketing idea una estra...
Estaba en mi cuarto, tirado en la cama y mirando el techo, tratando de ignorar el ruido lejano de la televisión que Emilia había dejado encendida. Justo cuando pensaba en levantarme para decirle que bajara el volumen, mi celular vibró. Al ver el nombre de Chiara en la pantalla, suspiré y contesté. ¿Qué quería ahora?
-¿Qué querés, Chiara? -pregunté, sin molestarse en disimular mi cansancio.
-No me mates, pero ya te organizé el día de mañana. -Su tono era ligero, casi burlón, lo que me hizo fruncir el ceño al instante.
-¿Cómo que me organizaste el día? -me enderecé en la cama, sabiendo que esto no iba a gustarme.
-Primero que nada, llamé a una peluquera para que le arregle el pelo a Emilia a eso de las cuatro de la tarde. -Hizo una pausa, probablemente esperando mi reacción, pero seguí en silencio. -Después, una maquilladora irá a las cinco. Y, por último, una limusina pasará por ustedes a las ocho y media para llevarlos a la gala.
-¿Y eso por qué tengo que saberlo yo? -pregunté, masajeándome las sienes.
-Porque vos sos el encargado de que Emilia esté lista a tiempo. -Su risa se escuchó fuerte al otro lado de la línea. -Ah, y por cierto, todo esto fue pagado con tu plata. Así que, técnicamente, ¡gracias!
-Chiara... -mi tono de advertencia no hizo más que aumentar sus carcajadas.
-Tranquilo, campeón. No es tanto. Además, le va a encantar. Vos, en cambio, tenés que poner tu cara de niño bueno y ser su traductor toda la noche. Esta vez no podés zafar.
Suspiré profundamente, frotándome la nuca. Esto se estaba saliendo de control. **¿Traductor? ¿Peluquera? ¿Limusina? ¿En qué momento me metí en esto?**
-Perfecto, me voy a divertir mucho. -Su tono seguía siendo burlón, pero antes de que pudiera cortarle, agregó: -Acordate de que esta noche es clave para tu reputación. Mejor hacé todo bien. Nos vemos mañana.
Y así, sin más, cortó la llamada.
Me tiré hacia atrás en la cama, mirando el techo nuevamente. **Esta mujer va a volverme loco.**
Para distraerme, agarré mi celular y le mandé un mensaje a mi mánager:
> **Yo:** ¿Habrá prensa en el evento?
La respuesta llegó casi al instante.
> **Mánager:** Sí, mucho interés. Tenés que mantener la historia sólida. ¿Te mando preguntas para practicar?
> **Yo:** Dale, mandá.
Un momento después, recibí un archivo con una lista. La abrí, leyendo las preguntas con rapidez. Eran cosas básicas, pero lo suficientemente detalladas como para evitar sospechas:
1. **¿Cómo se conocieron?** 2. **¿Quién dio el primer paso?** 3. **¿Cuál fue la primera impresión que tuvieron el uno del otro?** 4. **¿Desde cuándo están saliendo?** 5. **¿Cuál fue su primera cita?** 6. **¿Qué es lo que más te gusta de ella?** 7. **¿Qué admira ella de vos?** 8. **¿Ya conocieron a las familias del otro?** 9. **¿Qué planes tienen a futuro como pareja?**
Genial. No sólo tenía que aguantar la gala, sino también recordar toda esta historia falsa. Solté el celular sobre la cama y me pasé una mano por el pelo, pensando en lo complicado que se estaba volviendo todo esto. Y todavía faltaba enfrentar a Emilia con todo lo que Chiara había organizado.
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