Bienvenida al Escándalo

217 20 1
                                    

Bajé del avión y pasé por el control de aduana sin mucha demora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bajé del avión y pasé por el control de aduana sin mucha demora. Hice el check-in de salida y, agotada, me senté en una de las bancas del aeropuerto para llamar a mi papá y avisarle que ya había llegado. Mis notificaciones estaban estallando, pero la verdad, no tenía ni paciencia ni interés para mirarlas ahora. Lo que quería era llegar a casa y sumergirme en la paz de mi habitación.

En cuanto mi papá contestó, suspiré aliviada.

—Pa, ya llegué. ¿Podés venir a buscarme? —le dije, tratando de no sonar demasiado cansada.

—Claro, hija. Dame unos minutos y salgo para allá —respondió, siempre con ese tono tranquilo que hacía que las cosas parecieran menos caóticas.

Colgué, pero justo después de que terminamos de hablar, la pantalla de mi celular se apagó: batería muerta. Suspiré con frustración y busqué un asiento un poco más cómodo para esperar. A mi alrededor, la gente iba y venía, y yo solo quería que la espera fuera corta.

Después de lo que pareció una eternidad, casi una hora y media, por fin lo vi entrar, su figura familiar destacando entre el gentío. Me levanté de inmediato y caminé rápido hacia él, quien al verme sonrió con esa calidez de siempre.

—¡Hola, Emi! ¿Qué tal el viaje? —preguntó mientras me envolvía en un abrazo fuerte, ese que siempre hacía que me sintiera en casa.

—Largo y cansador, pero me alegra haber llegado. Necesitaba tocar tierra, literal —dije, soltando una pequeña risa.

—Bueno, ya estás en casa, que es lo importante. —Me dio una palmada en el hombro y tomó mi valija—. Vamos, que mamá ya está esperando con una cena bien casera.

Mientras caminábamos hacia el auto, sentía la tranquilidad de volver a mi vida, lejos de toda la locura de la carrera, de los aviones, y sobre todo... de Aron.

Apenas llegamos a casa, mi mamá nos abrió la puerta con una sonrisa inmensa y los brazos abiertos. Me abrazó tan fuerte que casi me deja sin aire.

—¡Emilia! ¡Por fin en casa! ¡Te extrañé tanto! —dijo con emoción.

—Yo también, má —respondí, sintiendo cómo se me aflojaba toda la tensión del viaje en ese abrazo.

Al entrar, me encontré a Mateo tirado en el sillón, los ojos fijos en la pantalla mientras jugaba al *Mortal Kombat*. Apenas levantó la vista, me dedicó un rápido "hola" sin ni siquiera pausar el juego.

—¿Y? ¿Trajiste lo que te pedí? —preguntó, todavía enfocado en la pelea virtual.

Suspiré y le respondí mientras dejaba mi maleta junto a la escalera.

—No, se me re olvidó —dije, sintiéndome un poco culpable.

Mateo soltó una risita burlona sin apartar la mirada de la pantalla.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Faking LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora