Destellos de Confusión

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Me encontraba en la oficina de la empresa, acomodando mis cosas antes de la entrevista y el reconocimiento de la pista

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Me encontraba en la oficina de la empresa, acomodando mis cosas antes de la entrevista y el reconocimiento de la pista. Era un día lleno de compromisos, pero mi mente vagaba de vez en cuando hacia lo que había ocurrido la noche anterior con Emilia. La tensión entre nosotros era evidente, aunque nunca admitiría el efecto que tenía en mí.

Chiara, me observaba mientras repasaba la agenda del día.

-Esta es la tarjeta del cuarto de Emilia,- le dije, entregándole la llave del cuarto mientras seguía organizando.

Chiara la tomó, pero no pudo evitar un comentario mientras la guardaba.

-Es una chica linda, ¿no lo creés?- comentó, sonriendo con un toque de malicia en su voz.

Me encogí de hombros, sin levantar la vista de mis cosas.

-Mmm,-fue mi única respuesta, esperando que con eso cerrara el tema. Pero sabía que con Chiara no sería tan fácil.

-Aron, ¿qué pensás de ella realmente?- insistió, esta vez con un tono más curioso.

Suspiré y finalmente levanté la vista hacia ella.

-Es insoportable, maleducada y siempre está enojada,-dije, sin reparos. -No tiene nada de lo que estoy acostumbrado.- Metí las manos en los bolsillos de mi pantalón, sacando mi tarjeta de crédito y se la tendí.

-Aparte, ya sabés cómo soy. No es el tipo de chica que me interesa- añadí, guiñándole un ojo, como si todo el asunto no me importara en lo más mínimo. Pero por alguna razón, el pensamiento de Emilia seguía rondándome la cabeza.

Chiara me observó con una ceja levantada, claramente no creyendo ni una palabra de lo que acababa de decir, pero no insistió. Rodó los ojos y tomó la tarjeta de crédito con un gesto exagerado de fastidio.

-Por si a ella se le antoja algo de comer o lo que sea- le expliqué, tratando de sonar indiferente, aunque había algo en mi voz que no podía controlar del todo. ¿Por qué me preocupaba por si Emilia necesitaba algo? No tenía sentido.

Chiara sonrió apenas, como si supiera algo que yo no, y se giró para salir de la oficina.

-"Sí, claro. Lo que sea, jefe,"-dijo, con un tono burlón antes de desaparecer por la puerta, dejándome solo con mis pensamientos.

Me quedé un momento más allí, pensando en lo que acababa de decir. Por mucho que lo negara, Emilia me estaba afectando más de lo que quería admitir. Y no solo porque fuera parte de este maldito acuerdo. Había algo en ella... algo que me irritaba y me atraía al mismo tiempo.

Negué con la cabeza, tratando de sacarla de mi mente mientras me preparaba para enfrentar el resto del día.

Después de dejar a Chiara con la "llave" del cuarto de Emilia, me dirigí al auto que me llevaría junto a Luca a las entrevistas. El ambiente en el coche era tenso. Luca, mi hermano, miraba por la ventana, intentando no involucrarse en la charla. Sabía que nuestras discusiones eran inevitables, y la última vez que habíamos hablado había terminado en un intercambio de palabras poco amistosas.

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