Freen Sarocha es de una familia pobre, con padres abusivos y con un hermano pequeño que sufre de leucemia. En su trabajo la desprecian recibiendo un sueldo miserable. Prácticamente ha perdido todo lo bueno de su vida.
Becky Armstrong es todo lo cont...
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Narrador.
Había pasado tan solo una semana, la pareja aprovechaba cada momento que tenían para demostrarse lo mucho que se extrañaron. Pero la castaña había notado que exactamente, hace dos días Freen había estado regresando tarde a casa y siempre volvía cansada. Cada que le pedía ir con ella, esta se negaba y solo la mandaba a recorrer la casa, cuando ya lo conoce a la perfección.
— ¿Dónde está..?— por el clima es que se daba cuenta cuando oscurecía, las tardes hacían tanto calor como fuera posible, en las noches el frío hacía congelar a cualquiera.
— ¡Espera aquí no!— de inmediato me levante al escuchar la voz de Freen proveniente de afuera. — ¡No trates de besarme como compensación! — se detuve al escuchar que estaba con alguien más.
(....)
Dio un respiro hondo tratando de no perder su paciencia, o mejor dicho, no quería dejar salir sus celos. pero la castaña empezaba a cansarse de escuchar a la pelinegra hablar con la chica con la que llegó, pero ella no respondía, aun no oía su voz.
— Eres tan linda que podría besarte tantas veces.— de inmediato lanzo fuertemente lo primero que sus manos encontraron contra la pared.
Pensó: Maldita seas, ¿es por esta razón que estas llegando tarde? Fuiste al pueblo solo para traer a casa a una gata rompe hogares, ¿que tan linda puede ser para que quieras comerla besos? ¿Más linda que yo?
¡Desgraciada! ¡Freen me pertenece! ¡en esta y en sus próximas vidas, todo de ella es mio! ¡solo mio!
¡¡Mio!!
Empezó a caminar por toda la habitación conteniendo su ira, no quería salir y armar un show, podría dañar la relación que apenas volvía a comenzar con Freen, pero era tan evidentemente que se estaba muriendo por dentro para dejar salir su lado posesivo.
— ¡Ella tampoco me esta ayudando!— la menor no quería desconfiar de Freen, incluso en ese momento sus inseguridades no se cruzaron por su mente.
— ¿Qué le sucede?— desde a fuera la mayor podía ver a Becky caminar y lanzar cosas. — ¿Esta enojada...? — dijo viéndola desde el gran ventanal que daba a la habitación, sabía que la castaña no se daba cuenta de eso.
— ¡Woof! ¡Woof! —
— ¡Shh! Ella podría escucharte y a un no estas entrenada lo suficiente. — miró a la golden que saco su lengua y que mantuvo quieta, la siguió bañando para asi quitarle el barro que tenía en su pelaje. — ¿Deberíamos bañarnos juntas?— hablo en voz alta, siendo escuchada.
— ¡Carajo! — miró hacia arriba y como Becky lanzó un zapato que salió por la ventana.
— Tú dueña debe de estar molesta por algo... espero y puedas hacerla feliz. — susurró dándole caricias al perro.
