15:Velada

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Era un domingo por la tarde, y la casa de Angela, estaba tan impecable como siempre

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Era un domingo por la tarde, y la casa de Angela, estaba tan impecable como siempre. La luz del sol entraba a través de las enormes ventanas, iluminando cada rincón de la habitación donde Tory se encontraba sentada frente a un espejo. Un equipo de criadas se encargaba de prepararla, con una dedicación que parecía sacada de un cuento de hadas. Unas le hacían masajes en los hombros, intentando relajar la tensión acumulada en su cuerpo; otras trabajaban en su peinado, dándole ondas suaves a su largo cabello rubio, mientras algunas más planchaban cuidadosamente su vestido de encaje blanco. El vestido, diseñado para hacerla ver como una figura angelical, contrastaba con la oscuridad que se sentía en su interior.

Tory no estaba bien. Las noches de fiesta, el alcohol, las pelea con Eli, todo parecía haberse acumulado. Estaba agotada, más de lo que había estado en mucho tiempo, y la resaca emocional se notaba en las ojeras profundas que adornaban su rostro. Intentaba mantenerse en pie, cumplir con las expectativas, pero la presión la estaba aplastando. Cada vez que pensaba en el casamiento con Miguel, un peso se instalaba en su pecho. Aunque Miguel era su confidente y su amigo, el acuerdo que los mantenía atados a ese destino no la hacía sentir mejor.

Mientras las criadas trabajaban a su alrededor, Tory apenas podía reunir la energía para mantener la cabeza erguida. Estaba cansada, no solo física sino emocionalmente. La fiesta de la noche anterior no había ayudado en absoluto, y el eco de esa pelea con Eli seguía rondando en su mente. Cerró los ojos por un momento, dejando que las manos de las criadas continuaran con su tarea sin oponer resistencia.

De repente, la puerta de la habitación se abrió con un leve chirrido, y la figura imponente de Angela apareció en el umbral. Llevaba puesto un elegante vestido negro y su cabello estaba perfectamente arreglado, como siempre. Caminó hacia Tory con una mirada severa, sus tacones resonando en el suelo de mármol. Al acercarse, su expresión se volvió aún más crítica.

—¿Qué es esto? —preguntó Angela, deteniéndose frente al espejo donde Tory observaba su propio reflejo. Las criadas se apartaron rápidamente, reconociendo el tono de desaprobación en su voz.

Tory abrió los ojos, mirando a su madre a través del espejo, pero no dijo nada. Sabía lo que venía.

—Mírate —continuó Angela, con los ojos entrecerrados mientras evaluaba a su hija—. Pareces agotada. Esas ojeras... ¿Qué has estado haciendo? No es así como debería verse la futura esposa de Miguel.

Tory apretó los labios, incapaz de evitar el nudo en su garganta. Sabía que no se veía bien, pero escuchar a su madre decirlo, como si fuera una simple falla superficial, la hacía sentir peor.

—No estoy... no estoy durmiendo bien —respondió Tory, con la voz apagada.

Angela chasqueó la lengua, visiblemente molesta por la respuesta.

—¿No durmiendo bien? ¿Es esa tu excusa? —preguntó, su tono mordaz—. Miguel ya se ha dado cuenta, ¿sabes? Me lo ha dicho. Que ya no eres tan bonita como antes. Que has dejado de cuidarte, de entrenar. Y eso no es algo que él o yo podamos permitir.

ÉlITE  [Cobra kai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora