17:Principe Coreano

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Tory intentó articular alguna respuesta, pero las palabras simplemente no salían

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Tory intentó articular alguna respuesta, pero las palabras simplemente no salían. Cada intento de hablar parecía más torpe que el anterior, como si su lengua se hubiera rebelado contra ella. Su cerebro estaba completamente desconectado del resto de su cuerpo, paralizado entre el nerviosismo, la vergüenza y una creciente sensación de vulnerabilidad. Había sido descubierta, y Eli lo sabía perfectamente.

Tory dio un paso hacia atrás, su espalda chocando contra los casilleros de metal con un leve sonido sordo. Sintió el frío de las puertas a través de su ropa, pero el calor en su rostro era implacable. Dios, qué humillante. No solo había exagerado sobre un beso que jamás ocurrió, sino que ahora Eli lo sabía, y claramente estaba disfrutando del juego. Sus palabras de esa mañana, cuando lo empujó a la piscina, regresaron para atormentarla. Todo esto, de alguna manera, le estaba volviendo como un boomerang.

—Eso no... —intentó decir, su voz sonando apenas un susurro. Su orgullo le pedía que lo apartara, que lo desafiara, pero el nerviosismo que Eli generaba en ella era demasiado.

—¿No? —Eli arqueó una ceja, divertido, inclinándose un poco más hacia ella, hasta que sus rostros quedaron peligrosamente cerca. Tory apenas podía respirar—. Porque según tu versión de los hechos, soy bastante inolvidable. —El tono de su voz era suave, pero cargado de burla—. Un beso tan... apasionado que te dejó sin aliento. —Se detuvo, observándola—. Interesante. Yo no recuerdo nada de eso.

Tory sintió cómo la vergüenza se apoderaba de ella de nuevo. Sus palabras, tan exageradas, tan dramáticas, le volvían a la mente como dagas afiladas. Se mordió el labio inferior, buscando desesperadamente algo que decir para salir de esa situación.

—Fue solo... —balbuceó, su mente girando frenéticamente en busca de una salida—. No lo decía en serio, era una broma.

—¿Broma? —repitió Eli, fingiendo sorpresa—. Hmm, no sonaba como una broma cuando lo contaste. —Su sonrisa se amplió, y levantó una mano, apoyándola en el casillero junto a la cabeza de Tory, acorralándola aún más—. Aunque debo admitir... me halaga que pienses tan bien de mí.

Tory cerró los ojos un segundo, tratando de controlar el torbellino de emociones que Eli había desatado. Esto es ridículo, pensó. Es solo Eli, el idiota que empujé a la piscina esta mañana. No debería estarme afectando tanto.

Pero Eli no le estaba dando tiempo para recuperarse. Se inclinó un poco más, lo justo para que ella pudiera sentir el calor de su cuerpo. Cada vez estaba más cerca, y su tono seguía siendo juguetón, pero había algo en su mirada que sugería que estaba disfrutando demasiado de verla así, tan fuera de control.

—¿Sabes, Tory? —susurró, su rostro muy cerca del suyo—. Si hubieras querido que ese beso fuera real, solo tenías que pedirlo. —La sonrisa en su rostro era una mezcla de desafío y diversión—. Aunque ahora me siento un poco robado... ¿Cómo es que contaste una historia tan buena y no me invitaste a participar?

ÉlITE  [Cobra kai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora