07:Fanta y Doritos

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Eli ajustaba su delantal detrás de la barra del restaurante, su expresión neutral mientras repasaba mentalmente las órdenes

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Eli ajustaba su delantal detrás de la barra del restaurante, su expresión neutral mientras repasaba mentalmente las órdenes. El murmullo de las conversaciones de fondo, el tintineo de platos y cubiertos, y el aroma de la comida eran parte de su rutina diaria, tan familiares como el cansancio constante que lo acompañaba. Desde la muerte de su hermana, Alexia, había tenido que asumir la responsabilidad de su vida y de la casa. Sus padres, atrapados en su propio mundo de negocios en Nueva York, lo habían dejado prácticamente solo. Claro, había llamadas esporádicas, transferencias bancarias para asegurarse de que no le faltara nada, pero en lo que realmente importaba el apoyo emocional, el consuelo ,Eli estaba solo.

Mientras limpiaba una mesa, el sonido de la puerta del restaurante abrió un nuevo capítulo de su día. Al levantar la vista, su corazón dio un pequeño brinco. Miguel y Tory habían entrado. Miguel, siempre con esa mezcla de seguridad y bondad en su andar, y Tory, manteniendo una mirada firme pero distante. Claramente no se sentía cómoda con la situación, pero era difícil saber si era por Eli o por algo más.

Miguel lo vio enseguida y se acercó con una sonrisa relajada.

—¡Eli! ¿Cómo va eso? —dijo con el entusiasmo que lo caracterizaba, llamándolo por su antiguo apodo.

Eli dejó la bandeja a un lado y le devolvió una sonrisa más contenida. —Miguel. Aquí, ya sabes, sobreviviendo.

Tory, por su parte, permaneció unos pasos más atrás, mirando hacia un costado, claramente incómoda. Su cuerpo estaba tenso, y Eli notó cómo sus dedos jugaban nerviosamente con el borde de su chaqueta. No había hostilidad en su actitud, pero tampoco cercanía.

—¿Qué tal el trabajo? —preguntó Miguel, intentando mantener la conversación ligera.

Eli se encogió de hombros. —Lo de siempre, nada emocionante. —Le lanzó una mirada rápida a Tory, quien ni siquiera lo miraba—. ¿Qué tal ustedes?

—Nos tomamos un descanso del drama. —Miguel hizo una pausa, y luego añadió con una sonrisa ladeada—. Aunque eso parece imposible con todo lo que pasa últimamente.

Tory finalmente rompió su silencio. —¿Podemos pedir algo? —preguntó, su tono neutral pero impaciente.

Eli asintió y tomó nota de lo que querían sin mucho más que decir. La interacción había sido breve y algo incómoda, especialmente con Tory actuando como si el aire en el lugar fuera pesado. A pesar de todo, Miguel intentaba mantener el ambiente relajado, pero Eli sabía que no todos los días eran para sonrisas.

Tras atenderlos, Eli se lanzó de nuevo a la rutina. El trabajo ayudaba a mantener su mente ocupada, pero en cuanto terminaba su turno y se encaminaba a su solitario apartamento, los pensamientos volvía a inundarlo. El dolor de perder a Alexia, su hermana mayor, siempre estaba ahí, como un peso que nunca desaparecía del todo. Él había sido su cómplice en la vida, su confidente. Ella había sido su mundo durante mucho tiempo, y ahora que no estaba, Eli se sentía perdido.

ÉlITE  [Cobra kai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora