El día siguiente fue mejor... y peor. Fue mejor porque no llovió, aunque la densa niebla gris lo envolvía todo, como una manta opresiva. Por otro lado, fue peor porque apenas dormí. Beacon Hills parecía tener una forma especial de inquietarte. El viento nocturno silbaba alrededor de la casa, y más de una vez me desperté imaginando pasos afuera de mi ventana. Por supuesto, no había nadie. Eso me dije a mí mismo.
También fue peor porque Derek Hale no apareció en la escuela. El asiento junto a mí en biología estuvo vacío todo el día. Esa ausencia me desconcertó más de lo que debería. ¿Había hecho algo mal? ¿Mi sola presencia lo había perturbado tanto como para no venir a clase? La idea era absurda, pero no podía quitármela de la cabeza. Me concentré en pasar desapercibido, aunque los comentarios amistosos de Scott McCall durante el almuerzo hicieron que todo fuera un poco más soportable.
Empezaba a reconocer algunas caras en cada clase, aunque me costaba recordar los nombres. Mike Newton y Jessica seguían siendo los más amables, insistiendo en que me sentara con ellos durante los descansos. Sin embargo, mi atención volvía siempre a la mesa del fondo de la cafetería, donde solían sentarse los Hale. Derek no estaba allí, y su ausencia era una incógnita molesta que no podía dejar de intentar resolver.
Scott me miró varias veces con una expresión preocupada, como si quisiera advertirme de algo sin decirlo directamente. Durante uno de nuestros intercambios, sentí la necesidad de preguntar.
—Oye, Scott... ¿Sabes por qué Derek Hale no vino hoy? —pregunté, intentando sonar casual.
—¿Por qué lo preguntas? —Scott me miró fijamente, con una mezcla de alerta y curiosidad.
—No sé... solo me pareció raro que no apareciera.Scott soltó un suspiro y miró a otro lado, como si buscara las palabras correctas.
—Mira, Stilinski... Hay cosas que es mejor no saber. Derek no es alguien con quien deberías involucrarte. Confía en mí.
Eso no hizo más que aumentar mi curiosidad. ¿Qué sabía Scott que yo no?
Después de la última clase, pasé por la oficina para entregar el comprobante con las firmas de los profesores. Cuando entré, el aire dentro de la pequeña sala estaba más cálido que afuera. Sentí un escalofrío recorrerme, aunque no tenía nada que ver con la temperatura.
Derek Hale estaba allí. De pie frente al mostrador, hablaba en voz baja con la recepcionista. La expresión en su rostro era una mezcla de incomodidad y frustración contenida, como si estuviera librando una batalla interna.
—¿Hay alguna forma de cambiarme de clase? —preguntó con esa voz grave que parecía resonar en cada rincón de la oficina.
—Lo siento, Derek, todas las secciones están completas. —La recepcionista le sonrió, sin notar la tensión que emanaba de él.Me quedé inmóvil, intentando pasar desapercibido. ¿Por qué quería cambiarse de clase? No podía evitar pensar que era por mi culpa.
Entonces ocurrió. Derek giró ligeramente la cabeza y sus ojos oscuros se encontraron con los míos. En ese momento, todo el aire pareció salir de la habitación. La intensidad de su mirada me dejó congelado en el sitio. No había hostilidad esta vez, sino algo más profundo... como si estuviera evaluando si era una amenaza o un peligro para él.
Sin decir una palabra más, Derek dio media vuelta y salió de la oficina rápidamente, dejando tras de sí una corriente de aire frío que me erizó la piel. Me quedé allí parado, intentando recuperar el aliento.
De regreso en casa, intenté distraerme haciendo las tareas y organizando mis cosas. Preparé la cena para mi papá, quien llegó del trabajo luciendo tan cansado como siempre, pero genuinamente feliz de verme allí.
—¿Qué tal tu día, hijo? —preguntó mientras se quitaba las botas y el cinturón con la pistola.
—Normal —respondí con un encogimiento de hombros, tratando de sonar despreocupado.Cenamos en silencio, como siempre. Mi papá no era alguien de muchas palabras, pero su presencia era reconfortante en su simplicidad. Era un alivio estar con alguien que no esperaba nada más que compañía tranquila.
Después de cenar, me encerré en mi habitación, encendí el viejo computador y escribí un correo rápido a mi madre, asegurándole que todo iba bien. Era una mentira piadosa. No había nada normal en Beacon Hills, y mucho menos en Derek Hale.
Me senté en mi escritorio, mirando fijamente la pantalla del computador sin realmente verla. Derek Hale. Su nombre resonaba en mi mente como un eco persistente. Había algo en él, algo que no podía ignorar, y sabía que estaba más allá de una simple atracción o curiosidad.
Mi mente regresó a la oficina, a ese breve momento en que nuestras miradas se cruzaron. ¿Por qué se veía tan perturbado? ¿Qué era lo que intentaba evitar? Sabía que Scott escondía algo, pero no quería presionarlo... aún no. Había demasiado que no entendía, y eso me estaba volviendo loco.
Intenté distraerme con un libro, pero después de leer la misma página tres veces sin retener nada, me rendí. Me recosté en la cama y escuché el sonido del viento afuera. Otra noche larga se avecinaba.

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Beacon Hills
FanfictionNunca pensé mucho en cómo moriría... a menos que contaras mis múltiples intentos de meterme en problemas sobrenaturales. Pero, si debía morir enfrentando a una amenaza mística o algún monstruo de Beacon Hills, creo que al menos tendría una buena his...