El viaje de regreso a Beacon Hills fue lento y silencioso al principio. El bosque parecía más vivo que nunca, con los sonidos de aves y hojas agitándose al viento llenando el aire. Sin embargo, a medida que avanzábamos, la tensión que habíamos dejado atrás comenzaba a disiparse, dando paso a algo más: la esperanza de volver a un lugar donde podíamos reconstruirnos.
Derek iba al frente, sus movimientos seguros a pesar de la herida que aún no había sanado del todo. Scott y yo lo seguíamos de cerca, manteniendo nuestras miradas atentas al camino por si algún peligro inesperado se cruzaba en nuestro camino.
—¿Crees que será seguro regresar? —pregunté finalmente, rompiendo el silencio que había caído entre nosotros.
—Nunca es completamente seguro —respondió Derek sin girarse, su tono serio. —Pero Beacon Hills es más que un lugar. Es donde pertenecemos.
Sus palabras resonaron en mí. A pesar de todo lo que habíamos enfrentado, había algo reconfortante en la idea de volver a casa, aunque fuera para enfrentar nuevos retos.
Paramos al mediodía junto a un arroyo para descansar. El sol estaba en su punto más alto, bañándonos con una calidez que contrastaba con la dureza del camino.
Mientras Scott buscaba algo de agua más adelante, Derek y yo nos quedamos sentados cerca del arroyo. Había un silencio tranquilo entre nosotros, uno que ya no se sentía incómodo.
—No pensé que regresaríamos tan pronto —dijo Derek, rompiendo la quietud.
—Yo tampoco. —Lo miré, notando cómo el sol iluminaba los ángulos de su rostro, suavizando su habitual expresión seria. Había algo diferente en él ahora, algo más relajado.
—¿Qué esperas encontrar al volver? —pregunté después de un momento.
Derek se quedó en silencio por un segundo, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.
—Un comienzo.La simplicidad de su respuesta me golpeó más de lo que esperaba. Había perdido tanto, pero aún estaba dispuesto a construir algo nuevo.
—Entonces, eso es lo que haremos —respondí con una sonrisa leve. —Un comienzo para todos nosotros.
No mucho después de reanudar nuestro camino, nos encontramos con una figura conocida: Deaton, el veterinario y consejero sobrenatural de Beacon Hills.
—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Deaton, su tono calmado pero con un toque de preocupación. —Creí que habían dejado el área después de lo que pasó con los cazadores.
—Estamos regresando a casa —respondió Derek, directo como siempre.
Deaton nos observó por un momento antes de asentir lentamente.
—La situación en Beacon Hills sigue siendo inestable. Los cazadores están menos activos, pero no se han ido por completo. Si planean quedarse, necesitarán ser más cuidadosos que nunca.—Eso ya lo sabemos —dijo Scott, apareciendo detrás de nosotros con una botella de agua en la mano. Había determinación en su voz. —Pero esta vez no vamos a escondernos.
Deaton nos miró a los tres, y por un momento, su expresión parecía algo parecido a la admiración.
—Entonces tendrán mi apoyo. Si necesitan algo, saben dónde encontrarme.Llegamos a las afueras de Beacon Hills al caer la tarde. El pueblo parecía tranquilo desde la distancia, pero todos sabíamos que las apariencias podían engañar.
—Estamos en casa —dije en voz baja, dejando que las palabras se asentaran en el aire.
Derek permaneció en silencio, pero su postura se relajó ligeramente. Podía ver en sus ojos que estaba listo para enfrentar lo que viniera.
—¿Por dónde empezamos? —preguntó Scott, girándose hacia nosotros.
—Por reforzar nuestras defensas —respondió Derek. —Beacon Hills es nuestro hogar, pero también es un campo de batalla. No podemos permitir que nos tome por sorpresa otra vez.
Había un propósito claro en sus palabras, y supe que estaba pensando en todos los que habíamos perdido y en lo que aún teníamos que proteger.
Esa noche, después de instalarnos en una pequeña cabaña en las afueras del pueblo, Derek y yo compartimos un momento tranquilo juntos. Estábamos sentados en el porche, observando cómo las estrellas iluminaban el cielo nocturno.
—¿Alguna vez pensaste que volverías aquí? —pregunté, rompiendo el silencio.
Derek me miró, su rostro parcialmente iluminado por la luz de la luna.
—No. Pero si voy a estar en algún lugar, prefiero que sea contigo.Mi corazón dio un vuelco. No esperaba esa respuesta, pero la sinceridad en su voz era inconfundible.
—Yo también —respondí, acercándome un poco más a él.
Nos quedamos en silencio después de eso, nuestras miradas perdidas en el cielo. No había necesidad de más palabras. Estábamos en casa, juntos, y eso era suficiente.
El camino a casa marcaba un nuevo comienzo. Habíamos sobrevivido a lo peor, pero también sabíamos que el verdadero desafío estaba por venir. Sin embargo, esta vez no estábamos solos. Estábamos juntos, listos para enfrentar lo que fuera necesario.

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Beacon Hills
FanfictionNunca pensé mucho en cómo moriría... a menos que contaras mis múltiples intentos de meterme en problemas sobrenaturales. Pero, si debía morir enfrentando a una amenaza mística o algún monstruo de Beacon Hills, creo que al menos tendría una buena his...