Mi rutina en Beacon Hills comenzaba a establecerse, aunque cada día parecía traer nuevos desafíos. El cielo permanecía siempre gris, y la lluvia ligera nunca cesaba del todo. Aun así, empezaba a sentirme más cómodo con algunos de los estudiantes del instituto, como Scott, Lydia y Allison. No obstante, la sensación de que algo estaba fuera de lugar no me abandonaba, y la mayoría de mis pensamientos seguían girando en torno a Derek Hale.
Durante el almuerzo, Isaac —siempre alegre y animado— propuso un viaje a La Push, la playa que estaba cerca de la reserva. Era una tradición local aprovechar cualquier oportunidad de salir del pueblo, y todos parecían emocionados con la idea.
—¿Vas a venir, Stiles? —preguntó Allison Argent, dándome una sonrisa amistosa mientras recogía su bandeja.
—Supongo que sí —respondí, encogiéndome de hombros. No era que tuviera mejores planes, y además, la perspectiva de ver más de la zona me resultaba atractiva.Scott McCall se tensó ligeramente al escuchar el plan, pero no dijo nada. Algo en su expresión me decía que la idea de ir a la reserva le incomodaba. Antes de que pudiera preguntarle por qué, Jackson Whittemore —uno de los chicos más arrogantes de la escuela— hizo su entrada en la conversación, lanzando comentarios sarcásticos sobre el viaje.
—¿La Push? ¿Por qué alguien querría ir allí? —dijo Jackson con una sonrisa burlona.
—Porque no tenemos nada mejor que hacer —le respondió Lydia con frialdad, sin molestarse en mirarlo.Me gustaba Lydia. Era aguda y tenía una forma de manejar las situaciones que siempre me hacía sonreír. Sin embargo, mi mente estaba en otro lado: Derek. ¿Vendría al viaje? ¿Había alguna posibilidad de que apareciera allí, entre los chicos normales, como si no fuera alguien completamente diferente?
El resto del día transcurrió con más encuentros extraños. En clase de biología, Derek Hale volvió a comportarse como si cada segundo cerca de mí fuera una prueba de resistencia. Sin embargo, esta vez no se movió de su asiento ni intentó evitarme como lo había hecho antes.
—¿Todo bien? —pregunté, incapaz de contenerme.
Derek me lanzó una mirada que fue tanto una advertencia como una súplica silenciosa. Era como si quisiera decirme algo, pero no pudiera. O tal vez no debería.
—Deberías mantener distancia —fue todo lo que dijo, sin mirarme de nuevo.
Scott intentó advertirme varias veces durante el día. Algo lo inquietaba sobre Derek, y era evidente que no era solo porque fuera "extraño". Había más en juego, algo que Scott no estaba dispuesto a compartir. Por su actitud evasiva, supe que tendría que descubrirlo por mi cuenta.
Mientras conducía de regreso a casa esa tarde, no podía dejar de pensar en Derek. ¿Por qué intentaba alejarme? No era solo su frialdad lo que me intrigaba; era la sensación de que estaba protegiéndome de algo... o tal vez de él mismo.
Esa noche, Scott me llamó para recordarme la reunión previa al viaje a La Push. Lydia y Allison habían organizado una pequeña fiesta en la casa de Allison para que todos nos conociéramos mejor antes de la excursión. Decidí ir, más por curiosidad que por otra cosa.
La casa de Allison era acogedora, pero había algo extraño en el ambiente. Chris Argent, su padre, me saludó amablemente, pero había algo en sus ojos que me incomodó. Era como si estuviera evaluando cada uno de mis movimientos.
—Diviértete, chico —dijo Chris antes de desaparecer por la casa.
La fiesta transcurrió con risas y conversaciones triviales. Sin embargo, Derek Hale nunca apareció. La frustración comenzaba a acumularse en mi interior. ¿Por qué no podía dejar de pensar en él?

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Beacon Hills
FanfictionNunca pensé mucho en cómo moriría... a menos que contaras mis múltiples intentos de meterme en problemas sobrenaturales. Pero, si debía morir enfrentando a una amenaza mística o algún monstruo de Beacon Hills, creo que al menos tendría una buena his...