Capítulo 10

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La cachorra cumplió 15 años.

James sintió un puntazo en su corazón, su bebé ya cumplió los quince años, una edad memorable para una bruja, edad donde las cartas para cortejo y contratos matrimoniales llegarán como un huracán, y el estaría en cantado en devolver esas cartas con algunas hechizos.

Sirius miró hacia la playa donde dos dragones sobrevolaban la isla. Hace un par de días, Helianthus se vinculó a Silverwing, la maravillosa dragona plateada.

—¡Bravo!— aplausos de parte de todos se escucharon por todo el gran comedor.

La familia Targaryen y Velaryon aplaudían con grandes sonrisas, incluso Alicent aplaudió junto a Regulus.

Ya ha pasado un mes entero que permanecieron en este lugar y Sirius sintió paz.

Todos se miraron, un mes ese mundo completamente diferente al suyo en algunas tradiciones y culturas.

En el mundo mágico, a esta hora ya estarían muchos herederos y sus repuestos en busca de la mano de su Helianthus. Sirius los hubiera echado a todos a punta de Crucios.

—¡Y yo muy encantado de hacerlo! —grito Sirius con una sonrisa cruel en sus labios, Remus y James asintieron estando de acuerdo con canuto.

Sirius podrá ser un tonto, pero no es estúpido.

—¿Tonto y estúpido no es lo mismo? —preguntó Marlene con una sonrisa burlona hacia su ex novio.

Sirius lo mató con la mirada, pero la morena se reía divertida.

La mirada de su ahijada al príncipe Jacaerys era de puro amor y confianza. Vermax sobrevoló cerca de Silverwing que se deslizó cerca de las olas.

—Awww —dijo Laena con una sonrisa dulce hacia su sobrino Jacaerys y su otra sobrina segunda.

—¿Una pareja encantadora? — preguntó el príncipe Daemon mirando a los jóvenes adolescentes.

—¿Tenias que ser tu verdad, rubio teñido? —dijo James mirando mal al príncipe canalla.

—Mi futuro yo, no dijo mentiras —respondió el jinete de Caraxes con una sonrisa.

—Helianthus tiene sangre de hermosas brujas, cuyos esposos se batieron a fieros duelos por el honor de desposarla — contestó Sirius.

—Nunca olvidaré el duelo que me dio mi difunto suegro —dijo Fleamont, recordando ese día, casi se queda sin brazo.

—Pero demostrate ser digno de mi, mi amor — dice Euphemia besando a su esposo dulcemente.

—Bueno, Jacaerys es un buen espadachín.

—Sirius— dijo Remus a su lado — Deja de ser sobreprotector.

—Si. Ambos chicos están en edad de casarse y tener sus propios herederos — agregó el príncipe.

—¡Primero sobre mi sexy y perfecto cuerpo! — grito James, mirando muy mal el Targaryen.

Sirius rápidamente esgrimió su varita y clavó la punta en el cuello del platinado que le recordaba mucho al idiota esposo de Cissy. Claro que el príncipe hizo su movimiento y puso la punta de su daga en la costilla de Sirius.

Sirius y Daemon se miraron fijamente, como retandose, los ojos grises de Sirius brillaron peligrosamente, mientras que los ojos lilas de Daemon mostraban determinación.

—Ella esperará — dijo Sirius seriamente — Hasta su mayoría de edad. Aún es una niña.

—Daemon— regañó la princesa

𝑳𝑬𝒀𝑬𝑵𝑫𝑶 𝙏𝙃𝙀 𝙒𝙄𝙏𝘾𝙃 𝘼𝙉𝘿 𝙏𝙃𝙀 𝘿𝙍𝘼𝙂𝙊𝙉 𝙍𝙄𝘿𝙀𝙍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora