Capitulo 12

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— Disculpa?— Le respondo frunciendo el ceño.

— ¿De quién te estás enamorando?— Dice seco y muy directo.

— Lo siento pero no tengo porqué darte explicaciones de mi vida personal— Aprieta la mandíbula sin dejar de verme— A tí no debe interesarte lo que haga.

— No debería pero si lo hace— Lo dijo más para él que para cualquier otro, en eso Valentina tomó sus cosas y como siempre me dejó a solas con él.
¡Joder!

— Hora de irme, adiós— Ella me sonríe y se va, al verla desaparecer, me giro a él y lo miro detenidamente.

— ¿Por qué dices eso? Qué quieres lograr?

— Olvida eso. Y sabes que? Olvida todo, Alonza— Ahora pareciera como si estuviera molesto y a la vez arrepentido de lo que dijo. ¿Que le pasa?

— No, lo dijiste por algo ¿Por qué?— Veo que aprieta la mandíbula de nuevo y de pronto suelta frustrado.

— No puedo más Alonza. Me importas, me importas y...Joder! Lo haces demasiado— Aprieto los dientes tragando saliva. ¿Qué mierdas ha dicho?

— Mauricio, ¿Escuchas lo que dices? tú tienes novia!— Y en eso se sobresaltó un poco más.

— ¡Si, lo sé!— Por un momento se pasa las manos por el cabello frustrado y suspira pesadamente.

— Estás mal— Me doy la vuelta para tomar mis cosas e irme pero me lo impide antes de que pueda hacer algo.

— ¿De verdad no te has dado cuenta?— Lo dice de una manera tan vulnerable que por un momento hizo que tambaleara mi postura.

— ¿Darme cuenta de qué, Mauricio?— Trago saliva sin apartarle la mirada.

— De que no puedo dejar de pensar en tí. Que todos los días deseo verte. No puede ser que no hayas notado que me importas.— No sé que decir, simplemente no me esperé que me dijera esto aunque la parte irracional y estúpida de mí, lo deseaba, no podíamos, no debíamos— Disculpa por decirlo así, pero ¡Mierda! Me molestó demasiado escuchar lo que dijo Valentina.

— Lo mejor es que te vayas, no quiero ser grosera, Mauricio.

— ¡Joder Alonza! Dime algo.

— Ya basta Mauricio. ¿Qué pretendes que te diga? Que yo también siento lo mismo?— Sonrío irónica— Lo que pase con mi vida no es tu asunto. Entiéndelo!

Sonríe incrédulo, mientras niega.

— ¿Que no lo ves? Desde el primer día no he podido sacarte de mi mente. No sé que mierdas me hiciste pero ahora no hay día que no quiera verte, Alonza.

— ¿Por qué haces esto?— Susurro indignada, cruzándome de brazos.

— Alonza...— Me separa los brazos y toma de mis manos delicadamente— Es muy serio lo que digo, nunca pensaría en hacerte daño. Me he equivocado y lo sé pero no te estoy mintiendo.

Su mirada parecía sincera y desesperada porque yo le creyera. Y esta vez en lugar de enojarme, eso me daba...¿miedo? Es posible?

— ¿Y a tí que te asegura que yo siento lo mismo que tú dices sentir por mí?— Suelto de golpe y me acerco más fijando mis ojos a los suyos. No podía mostrarme débil.

En un segundo todo pasó muy rápido, Mauricio me tomó de la cintura suavemente pegándome a él y seguido me acorrala en la pared detrás de la mesa. Sentía como se me cortaba la respiración y con el manojo de sensaciones que estaba sintiendo por su toque, no era consciente de que estábamos a escasos centímetros. Muy cerca el uno del otro.

Hasta mi último aliento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora