Después de dispararle a uno de sus propios compañeros de equipo, lo más probable es que uno se aflija y se revuelque en la autocompasión por lo que acaban de hacer. Pero no Izuku, él estaba enojado con las criaturas por lo que le hicieron a su compañero de equipo. Al ver lo que le pasó a su compañero de equipo y al resto de su equipo que no respondió a las comunicaciones, Izuku supo que probablemente era el último miembro sobreviviente. Y como el último en pie, tenía que detener de alguna manera esta invasión de demonios. Izuku revisó el cuerpo del guardia de seguridad zombificado en busca de algo útil. Izuku consiguió cartuchos de escopeta y balas para su pistola. Izuku comenzó a cargar la escopeta y puso toda la munición de repuesto en las bolsas de munición de su cinturón. Luego, Izuku se levantó del suelo y cargó la escopeta, colocando un cartucho en el cañón. Completamente preparado, Izuku se dirigió al ascensor para llevarlo al piso superior del edificio donde estaba la máquina del portal que necesitaba cerrar. Cuando Izuku llegó al ascensor, fue a presionar el botón. Cuando lo hizo, vio que el ascensor necesitaba una tarjeta de acceso especial para usarlo. Izuku agarró su arma con más fuerza con frustración y luego se dirigió a la habitación para encontrar la tarjeta. Izuku dobló la esquina y entró en la habitación y se detuvo. La habitación en la que probablemente estaba la tarjeta de acceso era una habitación donde los científicos trabajaban en sus propios inventos personales. Pero eso no fue lo que detuvo a Izuku, fue la disposición de la habitación lo que lo detuvo. La disposición era muy parecida a una oficina con cubículos. Excepto que estos cubículos eran paredes de metal de dos pulgadas de espesor que llegaban casi hasta el techo. Izuku nunca había estado aquí antes y sabía que esto iba a ser como tratar de limpiar un laberinto.
Mente de Izuku: ¡mierda!
Izuku no tuvo tiempo de sobra y preparó su arma y se dirigió a limpiar los cubículos para encontrar la tarjeta de acceso. Al principio, todo iba bien, no encontró la tarjeta, pero iba bastante rápido. Sin embargo, eso no duró mucho más. Izuku dobló la esquina y entró en un cubículo solo para encontrarse con uno de esos diablillos. Tan rápido como pudo, Izuku le disparó al diablillo en la cabeza a corta distancia. Esto hizo volar la cabeza en pedazos por completo, haciendo que el cráneo, la sangre y el cerebro se esparcieran por todo el cubículo. Pero antes de que Izuku le disparara al demonio, este soltó un grito que alertó al resto de los que estaban allí. La búsqueda, que antes era ininterrumpida, ahora era un baño de sangre y una lucha por la supervivencia mientras buscaban la tarjeta de acceso. Parecía que había un diablillo o un guardia zombi en cada esquina de este lugar. Izuku corrió hacia una esquina y, sin detenerse, esquivó una bola de fuego que volaba hacia su cara, luego le disparó al diablillo en la pierna, lo que lo hizo caer y, mientras corría, le disparó en la cabeza. En un momento, Izuku se quedó sin casquillos mientras había un guardia frente a él, lo que le hizo tener que meterse en un cubículo. Izuku no tuvo tiempo de recargar la escopeta, así que sacó su pistola y, cuando el guardia zombi entró en el cubículo, recibió un disparo en la cabeza. Cuando cayó, Izuku agarró su escopeta, le metió un casquillo y le disparó a un diablillo que apareció por la esquina. Izuku estaba despejando todos los espacios de trabajo y matando brutalmente a todo lo que se cruzaba en su camino, dejando un rastro de sangre y vísceras. Sin embargo, cuando se trataba de encontrar tarjetas de acceso, Izuku estaba fallando miserablemente. Eso cambió cuando Izuku se adentró más en la habitación y vio a otro zombi al final del pasillo. Este zombi se veía diferente, no tenía la misma ropa que los guardias zombis. El zombi tenía lo que parecía ser uno de los equipos de laboratorio de los científicos.
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