KNIGHT

Capítulo 5

—¿Cómo se está adaptando? —me preguntó el Maestro Ivar. Luché contra la necesidad de suspirar, y en su lugar vi a Type y a Gulf hablando en el jardín. Parecían felices a la luz del sol, sus torsos desnudos calentándose en la mañana de primavera. Type le estaba mostrando a Gulf algo en el jardín -un tipo de planta, probablemente- y Gulf estaba sonriendo.

—Muy bien —contesté al teléfono—. Type es muy bueno con él. Tuvimos un pequeño avance ayer, creo. Logramos que Gulf hable y comparta su pasado con nosotros e intenté que vea que no hay vergüenza aquí.

Y por un breve momento, consideré no contarle cómo entró ayer en la sala de juegos, hasta que recordé que fue idea de Ivar. Y él era mi Maestro. Nunca le hubiera ocultado información antes.

Entonces, ¿por qué empezaría ahora?

Porque tienes miedo de perder a Gulf.

—Recompensé a Type en la sala de juegos —comencé—. Y le di a Gulf la opción de mirar.

—¿Y lo hizo?

—Oh, sí.

Ivar se rió.

—Disfrutó del espectáculo, ¿verdad?

Sonreí, aliviado, pero también un poco culpable por no confiar en Ivar.

—Mucho. Eyaculó dos veces.

Silencio, y mi ritmo cardíaco se disparó. ¿He dicho algo equivocado?

—¿Sólo con mirar?

—Sí —le contesté—. Le di un Fleshlight para que lo usara consigo mismo, sólo si él lo deseaba. Le dije que si quería la privacidad de su propia habitación, podía irse. Estuvo bien. Definitivamente quería quedarse. Cayó de rodillas justo delante a mí.

Otra respiración silenciosa y cerré los ojos, esperando su advertencia.

—¿Hiciste algo al respecto?

Fruncí el ceño.

—Por supuesto que no. Tomo tus órdenes en serio, Maestro Ivar.

Me sorprendió riendo.

—Oh, Mew. Tu autocontrol es insuperable.

—Sí, y a este paso, también puedo mantener a Type atado al banco acolchado. Quiero cogerme algo cada minuto del día.

—No se opondría.

Sonreí a pesar de mi frustración.

—No, no lo haría. Pero no ayuda.

Ivar se rió un poco, pero pronto se puso serio. Su tono era una autoridad silenciosa que yo conocía bien.

—Mi regla para el chico sigue en pie. Necesita algo más que la dominación sexual ahora mismo. Necesita acomodar su cabeza y no tener miedo de que su confianza se rompa de nuevo.

—Eso es lo que estoy haciendo, ¿no? —le pregunté—. ¿Ganando su confianza?

—Eso espero. Deja que encuentre un amigo y un confidente en tu chico, siempre y cuando encuentre un Dom fuerte en ti. —Él suspiró—. Y me refiero a fuerte y asertivo, no cruel. Sé lo que estás pensando, Mew.

Ni siquiera podía discutir. Me conocía demasiado bien.

—Si querías crueldad, le preguntaste al Dom equivocado.

Lo dije en broma, y por suerte Ivar se rió.

—¡Lo sé! No olvides reafirmar quién eres. No estás de vacaciones.

—Se supone que tengo que ir a trabajar mañana —le dije.

—Entonces establece algunas reglas para tu ausencia. Y por amor a la cruz, Mew, deja de dudar de ti mismo.