Cap. Extra - Mar

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-Chester-

Tuve un sueño.

Llegué a un sitio hermoso. Era un jardín enorme en el que había pasto, árboles, arbustos y flores hermosas de diferentes colores regadas por todo el lugar.

El cielo era azul claro y había algunas nubes blancas adornándolo. No se alcanzaba a ver un final en el horizonte, parecía como si me encontrara en un paraíso sin fin.

No muy lejos estaba un enorme árbol lleno de flores rosas. Conocía esos arboles. En Japón se les conocía como “Sakura”, eran comunes en aquel país.

Bajo ese árbol había una enorme roca de forma ovalada. Bastaron unos cuantos pasos para acercarme lo suficiente y ver que ahí se encontraba alguien sentado pacíficamente.

Era Chester, el original.

Estaba mirando tranquilamente hacia aquel horizonte sin fin. El sol estaba por ponerse. Era un atardecer hermoso.

Me di cuenta de que no llevaba puestos sus lentes. Lo curioso es que a pesar de ser su clon, yo nunca necesité unos. Aunque esa no era la única diferencia que había entre nosotros.

Otra diferencia que jamás pude entender era nuestra voz. Al hablar y cantar notas comunes mi voz sí era idéntica a la de él. Pero jamás pude lograr aquello que Noah me pedía para igualarlo por completo…“romper mi voz”.

Me acerqué a él.

Créanme que me gustaría haber sido más elocuente, pero en los sueños se tiene muy poco control de uno mismo, es como si solo fueras un espectador de lo que pasa en tu mente.

Simplemente le pregunté – “¿No necesitas tus lentes para ver el atardecer?” –

La verdad no tengo idea de porqué fue lo primero que le dije.

Chester solo rio ligeramente. – “No, aquí no los necesito.” – Me contestó.

-“¿Siempre luce así de hermoso?” – Dije mirando en la misma dirección que él.

-“Todo el tiempo. Pero no es el único sitio hermoso aquí.” –

-“¿Hay más que esto?" –

-“Por supuesto, solo que elegí esta parte para verte.” –

-“¿Para verme?” – Dije emocionado y conmovido.

-“Claro, la última vez que nos vimos no tuvimos la oportunidad de charlar.” –

Cierto, aquella vez que me encontraba secuestrado él me reconfortó y me dio fuerzas para seguir.

-“¿Chester?” – Lo llamé.

-“¿Sí?” –

-“¿Por qué yo no puedo romper mi voz?” –

Cuando le pregunté eso volteó a verme con una expresión en su mirada que reflejaba ternura.

-“Mike dijo que tú podías hacerlo por la intensidad de tus emociones.” – Continué. – “¿Qué emociones se necesitan para poder hacer lo que hacías tú con tu voz?” –

Rio de nuevo.

-“Amor…” – Me contestó tranquilamente.

-“¿Amor?” –

-“Así es. Yo siempre lo amé…” –

-“¿Hablas de Mike?” –

-“Sí, ‘mi’ Mike.” – Me contestó con una sonrisa. Claramente sabía que yo también tenía un ‘Mike’, y él se refería al Mike original. Le devolví la sonrisa.

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