LA PRISIÓN DE LUCÍAN

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Mientras Alexander y Emily paseaban por los jardines del castillo, disfrutando de la tranquila belleza de la noche, las estrellas brillaban sobre ellos como joyas dispersas en un manto de terciopelo negro

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Mientras Alexander y Emily paseaban por los jardines del castillo, disfrutando de la tranquila belleza de la noche, las estrellas brillaban sobre ellos como joyas dispersas en un manto de terciopelo negro. La fragancia de las flores nocturnas llenaba el aire, creando un ambiente de paz que pronto sería interrumpido.

Las hojas de los árboles susurraban suavemente con la brisa, y el canto de los grillos acompañaba sus pasos. De repente, fueron emboscados por una fuerza oscura enviada por Lucían Darksoul. Las sombras se cerraron a su alrededor, desatando un torrente de malicia y violencia desde todas las direcciones posibles.

Emily sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando las sombras comenzaron a moverse con vida propia. Las luces de las antorchas parpadearon y el viento se volvió frío, haciendo que las hojas susurraran en un tono siniestro.

Su corazón latía con fuerza, y su respiración se volvió errática. Miró a Alexander con ojos llenos de miedo y confusión, sintiendo una ola de pánico que amenazaba con ahogarla.

—¡Alexander, ten cuidado! —gritó, su voz temblando como una hoja al viento. Sentía que el suelo bajo sus pies se desvanecía y el miedo le nublaba los pensamientos.

Alexander, con la mandíbula apretada y los ojos llenos de determinación, se colocó frente a ella, adoptando una postura protectora. Sus músculos se tensaron, listos para enfrentarse al enemigo invisible. Podía sentir la energía oscura a su alrededor, una sensación de peligro inminente que lo mantenía alerta.

—No te preocupes, Serafina. Estaré bien —respondió con una firmeza que buscaba calmarla, aunque en su interior sentía una mezcla de furia y preocupación. Sabía que su prioridad era mantenerla a salvo, sin importar el costo.

Después de unos momentos de luchar y esquivar las sombras que los atacaban, emergió una figura conocida para Alexander entre las sombras. Lucían Darksoul se materializó con una sonrisa malévola, sus ojos brillaban con una crueldad fría. Cada paso que daba hacia ellos parecía resonar con un eco de maldad.

—¿Es esto todo lo que tienes, Alexander? ¿Todavía crees que puedes detenerme? —su voz era un susurro venenoso en la oscuridad, cargado de desprecio.

Alexander apretó los puños, su mirada llena de determinación y rabia, como si cada palabra de Lucían fuera un aguijón que lo incitaba a pelear con más fiereza. Podía sentir la ira ardiendo en su interior, una llama que alimentaba su deseo de proteger a Emily.

—No permitiré que lastimes a Serafina, y mucho menos a mi pueblo, Lucían. —declaró, su voz resonando con una fuerza inquebrantable. Sus ojos se encontraron con los de Lucían, en un duelo silencioso de voluntades.

Con una sonrisa maliciosa, Lucían comenzó a caminar hacia ellos, sus pasos resonando en el suelo empedrado como golpes de tambor de guerra. La noche parecía oscurecerse aún más a su alrededor, como si la misma oscuridad lo siguiera.

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