En las profundidades de Nocturnia, donde la oscuridad se entrelaza con la majestuosidad de la noche, se despliega un épico conflicto entre razas ancestrales. En este reino de misterio y seducción, Alexander Nocturne, el monarca de la noche, ejerce s...
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En el imponente salón del trono de Nocturnia, el silencio pesaba como una losa mientras Alexander meditaba sobre las revelaciones recientes de los prisioneros. La luz del sol se filtraba entre las pesadas cortinas, proyectando sombras largas sobre el suelo pulido de mármol.
Alexander, con el ceño fruncido y los labios apretados, se paseaba de un lado a otro, perdido en sus pensamientos. No necesitaba decirle a Gabriel cuán grave era la situación; su expresión seria y el crujir de sus botas contra el suelo eran suficientes para comunicar la urgencia del momento.
—Gabriel, asegura nuestras fronteras —ordenó, finalmente, su voz resonando con autoridad.
No podemos permitir que Lucían ni ningún otro enemigo se acerque a Nocturnia, despliega a nuestras tropas y mantén una vigilancia constante. Ningún intruso debe pasar desapercibido.
Gabriel asintió con determinación, enderezando su espalda y cruzando los brazos sobre su pecho con un gesto firme.
—Entendido, majestad. Movilizaré a nuestras fuerzas y fortificaré nuestras defensas. No dejaremos entrar a ningún enemigo.
Alexander asintió con aprobación y luego continuó, su mirada fija en el horizonte invisible frente a él.
—Además, necesitamos encontrar a Alawix, el hechicero Tráelo ante mí.
Él es conocedor de los antiguos secretos y las artes místicas, él podrá ayudarnos a comprender la verdadera naturaleza de Emily y su conexión con el artefacto.
Gabriel se inclinó en señal de respeto, sus ojos reflejando la misma determinación que compartía con su primo.
—Lo haré, majestad. No descansaré hasta que Alawix esté aquí frente a ti.
Con el plan trazado y las órdenes dadas, Alexander observó cómo Gabriel se retiraba del salón para cumplir con sus deberes Ahora más que nunca, era crucial desentrañar los misterios que rodeaban a Emily y al artefacto, y asegurarse de que Nocturnia estuviera protegida de cualquier amenaza que pudiera acecharla
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En lo más profundo del inframundo, donde las sombras danzaban entre las rocas y las bestias susurraban en un lenguaje ancestral, Alawix meditaba en silencio.
