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ESTAMOS TODOS en la primera cena del Hangar Soho, y no podía evitar sentir muchas cosas al vernos a todos tan contentos. Para mí, es un sueño poder cumplir mis sueños, y sé que el sueño de los demás es justamente esto, así que es hermoso compartirlos juntos.
Estaba sentada en la mesa al lado de Zeki y Daisy, charlando entre los tres de cómo sería nuestra convivencia acá, si sabemos cocinar nosotros solos (por más de que acá nos hagan la comida) y demás.
— Yo… soy medio colgada con las comidas — reí —. Cocino, pero no te hago un re banquete tampoco.
— Ay, yo soy un desastre — sonrió Daisy.
Justamente con los que mejor me llevé fueron con Daisy, Zeki, Mei y, obviamente, Margarita. Aunque a veces veo solo a Romeo y me acerco a él y me cae muy bien. Podría decirse que también es uno con el que mejor me llevo. Además de que llevo evitando un poco a Rey… Bueno, yo diría mucho.
Cuando Daisy se fue a hablar con los demás, empecé a cuchichear con Zeki. Mejor dicho, elle fue quien me bombardeó de preguntas.
— Capaz no te guste que hable de él pero… dale, Sabri — me miró con obviedad —. ¿Qué tanto miras a Rey? Yo diría que escuches lo que tenga que decirte.
— ¿Rey? ¿Yo? — fruncí el ceño, haciéndome la desentendida. Mi amigue me miró de vuelta como antes — Never de los nevers. Entendí lo que quisiste decir. Y no, Zeki. Eso es cualquiera.
— Mmmm… pero mira que él también te mira eh, hablará con Única pero tiene ojos para vos nomás — rápidamente me giré, sin disimular. Me lo encontré mirándome y miré rápido a Zeki, que miraba a Rey con una sonrisa disimulada. Qué vergüenza —. Podrías haber disimulado un poco más, ¿no?
— Pero… tampoco ayudas, Zeki. No hablemos de él. Listo.
— ¿Que no ayudo dijiste? Amiga, si fuera por mí, él ya te estaría chapando. Right now. Ahora, pedime perdón. — se hizo el ofendide.
Sonreí, y como soy terca, decidí ignorar lo último que dijo.
— Ni en pedo me chapo con ese. — negué.
Mi gran amigue, empezó a reír a carcajadas. Me mordí la lengua al sentirme descubierta. No puedo ser tan obvia.
Enseguida, Única vino hacia nosotros con mirada desafiante. Yo me encargué de mirarla con mi peor cara, porque si va a tener cero onda conmigo, yo no le voy a andar sonriendo. Yo no soy así. No puedo.
