20. ¿𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢́𝘴?

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❝ ¿𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢́𝘴?
¿𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦 𝘧𝘶𝘦?
¿𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘭 𝘣𝘦𝘴𝘰 𝘴𝘦 𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘰𝘴𝘢𝘳?
𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘩𝘢𝘤𝘦 𝘮𝘢𝘭
𝘺 𝘯𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘦𝘴 𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 ❞

❝ ¿𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢́𝘴?¿𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦 𝘧𝘶𝘦?¿𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘭 𝘣𝘦𝘴𝘰 𝘴𝘦 𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘰𝘴𝘢𝘳?𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘩𝘢𝘤𝘦 𝘮𝘢𝘭𝘺 𝘯𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘦𝘴 𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 ❞

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REY DABA UN PASO hacia atrás cada vez que yo daba uno hacia él. Cerré los ojos un momento, tratando de explicarme lo mejor posible.

— Rey… — empecé.

— ¡No! Basta — dijo, con lágrimas en los ojos —. Creí que… no sé. Que había onda. Que me querías…

— ¡Obvio que te quiero! — grité, desesperada en lágrimas — Por favor, es obvio. Todos saben lo enamorada que estoy de vos.

— No — negó, con una sonrisa triste —. Obvio que no me queres. Sino me hubieras dicho que te chapaste a ese estando conmigo, y me estarías pidiendo perdón.

Él salió de la habitación, pero yo lo seguí.

— No me lo chape. No le correspondí. Y sí, perdón por ocultartelo, solo… no sabía cómo ibas a reaccionar. — le decía rápidamente mientras lo seguía hasta donde iba; se detuvo a mirarme, con más lágrimas en sus ojos. Justo Pipe estaba ahí.

— Eso es desconfianza. No me dijiste nada porque no sabías cómo iba a reaccionar, claro — rió amargamente —. Ahora me siento un boludo.

— No lo sos, Rey. Pero… era obvia que tu  reacción iba a ser mala hacia Pipe y tampoco quería que todos salieran heridos hasta... no sé, físicamente.

— No hables más, por favor — suplicó luego de negar levemente con la cabeza. Sus palabras eran como veinte puñales por la espalda —. No hables como si no supieras que el dolor que estoy sintiendo ahora no es peor que el que sentiría si me hubieran pegado. El dolor que estoy sintiendo ahora no se compara. Eran verdad todas esas cosas que te decía; de casarnos, de vivir juntos los dos, todo. Y tus respuestas fueron solo mentiras.

Los dos llorábamos más y más, mientras notaba cómo él se alejaba.

— No me busques — me advirtió —. No… no quiero saber nada de la persona que me rompió el corazón.

Se encerró en la habitación de los chicos nuevamente, y me recosté en la puerta. Mis lágrimas no paraban de salir, y todo por ocultarle algo que sabía que si le decía me entendería. Soy una estúpida. ¿Qué voy a hacer ahora?

— Voy a esperar a que salgas — dije tras la puerta, con dificultad para respirar por las lágrimas que me salieron —. Necesitas que te explique.

— Ya escuché lo suficiente. — se limitó a decir del otro lado con sequedad.

[•••]

Ya era de día y todos se iban a desayunar pero yo seguía esperando en la puerta de la habitación de Rey a que salga. Todos habían pasado ya, el último que quedaba era justamente él.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐀 ;; 𝗋𝖾𝗒. (𝗆𝖺𝗋𝗀𝖺𝗋𝗂𝗍𝖺)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora