¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
TODOS SEGUÍAMOS muy asustados cuando bajamos de la lancha a la arena. Romeo fue el primero en bajarse de la lancha e irse corriendo al suelo. Por suerte su hermana estaba ahí. Yo, mientras tanto, no paraba de temblar; justo no era mi mejor día para ir en barco y lancha, y menos para estresarme y asustarme así. No sé me ocurría muy bien por qué, pero me dolía la cabeza y estaba con muchos mareos. En realidad sí suponía por qué estaba así, pero no quería que se preocuparan; hoy no comí nada y ayer muy poco.
Realmente, desde que yo me había peleado con Rey que había dejado de comer. Estaba volviendo a hacerlo gracias a él, pero luego de la pelea, me afectó mucho.
- ¡Señor, señor! - llamó Mei - ¿sabe dónde estamos?
- A 100 millas de Costa Diamante, que es la zona habitada más cercana.
Me paralice al escuchar eso. Era mucho para mí.
Rey no soltó mi mano en todo momento.
- Tranquila, amor. Estás conmigo, nada te va a pasar. - besó mi cabeza.
- ¿Seguro? Mira si... no sé, tenemos que quedarnos acá más de un día, yo me muero.
- No creo. Y si pasa eso me seguís teniendo a mí. Pero a casa vamos a llegar, eso sí. - me mostró una sonrisa tranquilizadora, y me abrazó. Estuvimos así un buen tiempo: ninguno se quería soltar del otro.
- Para mí estamos muertos y no nos dimos cuenta - exclamó Sasha, acostándose en la arena. Casi que yo pensaba igual.
- ¡Hey! - se acercó Rey - Ya van a venir a buscarnos, bebés. Tampoco estamos en la cordillera.
- ¡Sí! - asintió Mar -. Don capitán ya se debe haber comunicado; no van a tardar.
- ¿Y si tardan qué? - empezó Mei - Digo, apenas tenemos comida, no tenemos agua, mercurio está retrógrado.
- Yo algo de comida tengo - dijo Pipe -. Juntemos lo que tengamos entre todos.
Todos asentimos, y yo me quedé parada; no había traído nada de comer. Rey, en cambio, sí; se acercó a mí con un chocolate.
- Toma - me lo dió. Yo no lo aceptaba -. Es chocolate amargo, tu favorito. Te lo iba a dar en el barco pero no pude con todo esto. Cometelo, yo sé que no comiste nada hoy.
- Pero es medio injusto que coma solo yo.
- Amor - se acercó a mí, agarrando mis dos manos -, todos vamos a comer, solo que mi chocolate te lo doy a vos; lo necesitas más. No es solo hoy que no comes, ayer no cenaste.
Terminé agarrando el chocolate, pero al abrirlo lo partí a las mitad.
