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LOS NERVIOS SE apoderaron de mí al abrir la puerta de la casa de mi mamá y saber que estaría Pipe ahí. Habíamos quedado en que él me iría a buscar al Hangar, pero luego me dijo que prefería quedarse a ver si podía ayudar en algo. No supe cómo sentirme ya que era bastante tarde como para caminar sola, y cuando estaba por salir, ahí me encontré a Rey y se ofreció a llevarme. No iba a permitir que lo haga por dos motivos; tengo que alejarme de él urgente para dejar de sentir lo que siento sabiendo lo que me hizo, quería ver a mi mamá y, por consecuencia, iba a encontrarse con Pipe también. Y él ya sospecha de que Rey me gusta, pero le tengo que aclarar que por él puedo llegar a intentarlo y ver qué onda.
Al entrar, ví a mi mamá mirando con una sonrisa hacia mí. Es la primera vez que estuvimos lejos la una con la otra. Le devolví una sonrisa, y al llegar a ella la abracé, viendo a Pipe con Mar atrás.
— Hola, maaa. Tanto tiempo, che. — me separé del abrazo
— ¿Cómo estás? Estoy muy orgullosa de vos y cómo te va. Es lindo ver que te estás llevando bien con todos y puedas lucir tu talento. — dijo, aunque por un momento sentí que lo de “es lindo ver que te estás llevando bien con todos” lo decía para saber si yo decía algo respecto a Rey. Obviamente no lo quería hacer, pero…
— Llevo como puedo las cosas, creo — le dije para que se diera cuenta que me refería a él. Me acerqué a Pipe, le sonreí y le di un beso en la mejilla —. Holaaa — sonreí, nerviosa. Me giré a Mar a hacer y decir lo mismo.
— Son geniales tus amigos, Sabri. — exclamó mi mamá.
Yo asentí, mirándolos.
— La verdad que sí.
Estuvimos hablando entre todos un rato más, hasta que decidimos poner la comida recién hecha en la mesa, y sentarnos. Yo tenía a Pipe al lado y a Mar en frente. La comida consiste en un buen asado hecho por mi mamá con ayuda de mis amigos. Comida bien argenta, obvio.
Al sentarnos en la mesa, empezamos a hablar de diversas cosas.
— Es una lástima que Margarita no haya entrado. Para mí fue muy bueno lo que hizo — empezó mi mamá, a lo que Mar sonreía.
— ¡Gracias! La verdad supongo que fue el destino que lo quería así. Además había mucha gente talentosa, como Sabri.
— Igual seguro se te da la oportunidad en otro lugar, ¿no? — Margarita asintió a las palabras de mi mamá —. ¿Y vos, Pipe? ¿No hiciste la presentación ni nada?
