09. 𝘩𝘢𝘺 𝘶𝘯 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳

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❝ 𝘺 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢
𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘴𝘪𝘳𝘷𝘦
𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘷𝘢𝘭𝘦
𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘢
𝘴𝘪𝘯 𝘵𝘶 𝘢𝘮𝘰𝘳 ❞

❝ 𝘺 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘴𝘪𝘳𝘷𝘦𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘷𝘢𝘭𝘦𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘢𝘴𝘪𝘯 𝘵𝘶 𝘢𝘮𝘰𝘳 ❞

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MI INTENTO DE DORMIR había fallado con éxito, ya que ahora estábamos Margarita, Pipe y yo atrapados. Resulta que yo quería hacer una especie de pijamada con Mar, y yo… aunque puede que esté mal lo que hice, la ayudé para que durmamos en el altillo. No queríamos dormir en mi casa ya que habían pasado unas cosas. Ahí apareció Pipe, y obviamente lo ayudé también y lo sumé a la pijamada.

Resulta que Pipe, como repetidas veces dijo que se quería ir, intentó irse, pero lo vieron. Y Delfina por primera vez en mucho tiempo –según Daisy– subió al altillo y nos vio. Ahí, empezó a decir cosas que no entendíamos ni un poquito.

— Pipe y Mar son… amigos míos. Perdón. — me expliqué a Delfina, Yamila y el policía.

Delfina siguió diciendo cualquier cosa, y mientras Pipe abrazaba a Margarita, yo la miraba con una ceja enarcada.

— ¿Entonces ustedes no vinieron por lo de la Yuyito?… — exclamó Delfi. — ¿La condesa? ¿La… cardo? No saben nada de la mentira. Ni de la verdad.

Justo ahí, se desmayó.

Qué locuras pasan desde que vine acá.

Pronto, habían dos policías, Yamila, Daisy y Ada –además de Pipe, Mar y yo–. Yamila fue la que empezó el conflicto.

— ¡Pero yo no puedo creer lo sinvergüenzas que son! ¡Revisen esos bolsos porque seguro que algo se llevaban, eh!

Margarita inmediatamente interrumpió, ofendida.

— No, no, no, no. Eh — señaló con el dedo —. Nosotros somos gente honrada, que oui, nos equivocamos pero no, no somos ningunos delincuentes.

— ¡Yamila por favor! Los chiquilines están a mi cuidado trabajando en la cocina. Yo pongo las manos en el fuego por ellos. — exclamó Ada con impaciencia.

— ¿Qué? — se sorprendió Yamila — ¿Estuvo todo el tiempo acá, trabajando en el Hangar?

— Sí — afirmó Daisy —. Yo la ayudé. Yo la convencí a Ada cuando la echaron

— Ah nooo. Esto es de no creer. ¿Hace cuánto tiempo estabas viviendo acá? A ver, contame. — dijo Yamila, haciéndose la simpática con ella.

— ¿Estabas viviendo acá? — preguntó Dai.

— No — negué rotundamente —. Vivían en mi casa, o sea la de mi mamá. Pero hoy los invité acá y sé que está muy mal porque no le dije a nadie pero te fuiste a dormir temprano y… — le traté de explicar a Daisy.

— Ay, sí. No te eches la culpa porque yo a veces me escapaba y venía acá a dormir… — confesó Margarita y abrí los ojos como platos. Creo que todos habíamos mentido un poco. Aunque tampoco era mentira lo que dije. Era una mentira verdad.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐀 ;; 𝗋𝖾𝗒. (𝗆𝖺𝗋𝗀𝖺𝗋𝗂𝗍𝖺)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora