Sienna Marlowe solía tenerlo todo, una vida como Kook, el respeto de los Cameron y un futuro asegurado.
Pero cuando su padre desaparece, llevándose consigo su prestigio y sus secretos, todo cambió.
Su mundo, antes lleno de lujos, se desmoronó, y Sie...
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COMIENZO
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Pogues y Kooks, dos tribus, dos mundos. En esta isla, no hay términos medios. Estás en la cima o estás hundido en el fondo. Los Kooks, los ricos, tienen todo a su favor, dinero, poder, y esa insaciable necesidad de mostrárselo al resto del mundo.
Luego están los Pogues, los que viven del otro lado del puente, donde el lujo más cercano es tener gasolina suficiente para que tu bote arranque por la mañana. Para los Pogues, la vida era simple, trabajar duro, beber cerveza y soñar con algo más. Nada es fácil, pero al menos es real.
Sienna Marlowe había nacido Kook, y su vida siempre había estado marcada por el lujo y las expectativas que eso conllevaba.
Tenía todo lo que cualquier chica podría desear, una mansión, vestidos caros, fiestas exclusivas, y el tipo de conexiones que abrían puertas sin siquiera tener que tocar. Pero aunque su vida estaba definida por ser una Kook, siempre había tenido un pie en el otro lado. Los Pogues.
A pesar de las advertencias constantes de su madre, se escapaba una y otra vez para unirse a ellos. Con los Pogues, encontraba algo que el dinero no podía comprar, libertad.
Su madre solía decir que un día se arrepentiría de mezclarse con ellos. Y tal vez, en cierto modo, tuvo razón. Porque el destino fue cruel y, como una especie de maldición, Sienna terminó siendo una Pogue. No fue por elección. Fue la vida la que decidió por ella.
Pero, siendo honesta, eso ya no era lo que más le dolía. Con el tiempo, había aprendido a ignorar las miradas, a no darle importancia a la caída social ni a la pérdida del estilo de vida al que estaba acostumbrada.
Lo que realmente la mantenía despierta por las noches no era el dinero perdido o el cambio de vida... Lo que realmente le atormentaba era la gran pregunta sin respuesta, ¿dónde estaba su padre?
Esa fue la verdadera caída. El golpe que lo cambió todo.
Su padre había desaparecido una tarde, sin previo aviso, sin una despedida. Simplemente, se esfumó. Y con él, no solo se fue su presencia, sino también el sustento de la familia.
La mayoría del dinero venía de él, y cuando dejó de estar, todo el lujo y la comodidad se esfumaron con la misma rapidez. Su madre no estaba preparada para afrontar la situación, no tenía una forma real de mantener el estilo de vida al que estaban acostumbradas.
Cinco meses habían pasado desde aquel día, cinco meses de incertidumbre, sin una sola pista clara. La policía aseguraba estar buscando, pero Sienna sabía que con cada semana que pasaba, las esperanzas se desvanecían un poco más.
