Sienna Marlowe solía tenerlo todo, una vida como Kook, el respeto de los Cameron y un futuro asegurado.
Pero cuando su padre desaparece, llevándose consigo su prestigio y sus secretos, todo cambió.
Su mundo, antes lleno de lujos, se desmoronó, y Sie...
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BAJO LA LUNA, SOBRE EL CAOS
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El grupo continuaba inmerso en una conversación que giraba incesantemente en torno a Scooter Grubbs. John B, más que nadie, no soltaba el tema, insistiendo en cada detalle, como si estuviera empeñado en desentrañar todos los misterios alrededor de aquel naufragio.
Sienna, sentada en una esquina, comenzaba a aburrirse visiblemente, cruzando los brazos con impaciencia mientras su mirada vagaba por el horizonte, tratando de desconectarse del tema.
—Estaba pensando, Pope —dijo John B, su tono ligeramente pensativo mientras lanzaba una mirada directa a su amigo —¿Cómo es que una rata como Scooter consigue un Grady-White?
John B dejó la frase en el aire, esperando la respuesta.
—Prostitución.
El comentario hizo que John B soltara un suspiro, sabiendo que Pope no estaba tomando la conversación con la seriedad que él buscaba.
—No, Pope... traficantes —corrigió John B, con paciencia, pero decidido a no perder el hilo —Gente que se mueve debajo del radar. No hay vigilancia aérea, ni controles en el mar durante un huracán, ¿qué significa eso, JJ?
John B dirigió su atención hacia JJ, quien, aunque parecía distraído, captó rápidamente el mensaje.
—Contrabando.
John B asintió con satisfacción. Finalmente, la conversación estaba siguiendo el curso que él deseaba.
—Exacto —repitió John B, enfatizando la palabra. —Y les aseguro que hay mucha más mercancía en ese naufragio de lo que cualquiera pueda imaginar.
Pasaron unos minutos y, una vez dentro del hogar, la conversación continuó fluyendo sin cesar.
—Y que quede claro —dijo Pope, con un tono de advertencia—, si esto es realmente un bote de contrabando lleno de cosas valiosas, probablemente le pertenezca a alguien más.
Kiara, quien estaba escuchando a medias, lanzó una respuesta con aire despreocupado,
—Un detalle menos.
—Podrían volver a buscarlo, ¿saben? Hacer esto sería una gran estupidez —añadió Pope, ahora sosteniendo el dinero entre sus manos como si el peso de su argumento fuera tangible.