Sienna Marlowe solía tenerlo todo, una vida como Kook, el respeto de los Cameron y un futuro asegurado.
Pero cuando su padre desaparece, llevándose consigo su prestigio y sus secretos, todo cambió.
Su mundo, antes lleno de lujos, se desmoronó, y Sie...
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EL ECO DE LA FORTUNA
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A la mañana siguiente, Sienna se enteró de que Sarah y Kiara habían tenido una fuerte discusión por la llegada de Sarah al grupo, traída de la mano de John B.
La tensión entre ellas había crecido tanto que, según contaban los chicos, decidieron encerrarlas juntas por un día entero, esperando que así, obligadas a compartir espacio, se vieran forzadas a resolver sus diferencias.
La intención era clara, que se dijeran las cosas de frente, sin intermediarios, y que, si podían, llegaran a un punto de reconciliación.
Al final, el plan pareció surtir efecto. Tras horas de estar juntas, las dos chicas emergieron de aquella encerrona aparentemente dispuestas a cooperar y dejar atrás sus diferencias.
A Sienna no la incluyeron en aquella ''misión de reconciliación'' porque todos sabían que su relación con Sarah ya era distinta.
Aunque las dos chicas no se frecuentaban, tampoco había mala vibra entre ellas. La distancia entre ambas era solo formal, un acuerdo táctico que mantenían sin necesidad de confrontaciones.
Sin embargo, tras la reconciliación con Kiara, Sarah fue la primera en dar un paso más y le propuso a Sienna dejar atrás las formalidades y tensiones que aún quedaban.
Sienna aceptó de buena gana, pensando lo mismo, si iban a trabajar juntas, era mejor hacerlo con naturalidad.
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La noche del día siguiente, tras aquella cadena de reconciliaciones, el grupo se encontraba en la furgoneta frente a la inquietante casa Crain, oscura y envuelta en misterio. La atmósfera era tensa, pero la determinación estaba clara, explorarían cada rincón.
—¿Lleváis cuerda? —preguntó John B, repasando mentalmente el equipo.
—Sí —respondió Pope.
—¿Y un gancho de agarre? —continuó John B.
—No, no somos Batman —bromeó JJ, lo que provocó una sonrisa en Sienna.
—¿Polea? —John B siguió con el cuestionario.
—Sí, tenemos eso también —dijo Sarah, asintiendo.
—¿Ropa oscura? —preguntó John B con una mirada escrutadora, como si cada detalle contara.
—Sí, aquí vamos de incógnito —confirmó Sienna con confianza.
