Sienna Marlowe solía tenerlo todo, una vida como Kook, el respeto de los Cameron y un futuro asegurado.
Pero cuando su padre desaparece, llevándose consigo su prestigio y sus secretos, todo cambió.
Su mundo, antes lleno de lujos, se desmoronó, y Sie...
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ECOS DEL PASADO
𓇼 🌊 🐚
John B rebuscó entre las sombras del bote hasta dar con una bolsa. Con una sonrisa de complicidad les enseño la bolsa. JJ, con emoción, le extendió la mano para ayudarlo a subir de nuevo al bote.
—¡Ese es mi chico! —exclamó JJ, su voz llena de entusiasmo, y ambos intercambiaron una mirada de triunfo, como si ya hubieran ganado la primera de muchas batallas. Pero en ese mismo instante, algo llamó la atención de Sienna, quien observaba el horizonte.
—¡Chicos! —su voz cortó la quietud, y todos se volvieron hacia ella —Hay un bote a las dos en punto —advirtió, señalando con el dedo hacia la sombra de una embarcación que se acercaba lentamente.
Las miradas de todos siguieron la dirección que indicaba Sienna. Pope entrecerró los ojos, como si buscara algún detalle que le resultara familiar.
—¿Reconocen ese bote? —preguntó, con un tono de inquietud que puso a todos en alerta.
—Nunca lo había visto por aquí —respondió Kiara, cruzándose de brazos, la desconfianza evidente en su rostro —¿Qué hacen en esta zona? El pantano está cerrado.
John B no dejó de observar el barco desconocido. Tras unos segundos, murmuró sin apartar la vista,
—No sé quiénes son, pero no tengo ganas de averiguarlo. JJ, ¿puedes elevar el ancla?
Sin dudar, JJ asintió y comenzó a levantar el ancla con rapidez, mientras el grupo seguía mirando al barco, que se deslizaba por el agua, acercándose a ellos como una amenaza silenciosa.
—¿Los esperamos? —preguntó Pope, con la vista fija en el bote que se acercaba.
—No vamos a esperarlos —replicó John B con firmeza —Ve hacia la popa —ordenó sin quitar los ojos del barco.
—¡JJ, rápido! —apremió Kiara, su voz reflejando la creciente tensión.
—¡No esperen a que termine! ¡Vamos! —gritó JJ mientras alcanzaba el final de la cadena, donde el ancla se balanceaba, pesada y húmeda.
—Saca el ancla, ¡ya! —dijo Pope, con la mirada en el bote desconocido.
John B, sin perder tiempo, encendió el motor del bote que empezó a moverse despacio, hasta que el rugido del motor llenó el silencio inquietante.
—Esto no me gusta nada... —murmuró John B, la vista fija en el bote que comenzaba a ganar velocidad tras ellos.
—Vienen hacia nosotros —advirtió Sienna, sus ojos reflejando preocupación.
—¡Vamos, vamos, vamos! —exclamó Pope, ansioso mientras el bote empezaba a avanzar más rápido. Pero apenas llevaban un poco de ventaja cuando Sienna gritó nuevamente,
