Capitulo 23

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Por fin llaman a Katniss para que suba al escenario. La veo que antes de levantarse se seca como puede el sudor de las manos en su vestido y sube algo tambaleante los escalones. Veo que parece confusa y con la primera pregunta de Caesar, qué es lo que más le gusta del Capitolio, se queda en blanco durante unos instantes mirando nerviosa hacia el público.-El estofado de cordero.-Contesta Katniss al fin.Suelto un suspiro de alivio, por un momento casi había tenido que se fuera a desmayar. Continúa la entrevista y yo estoy pendiente de todas y cada una de las palabras de Katniss, observándola entre las sombras, como he echo siempre. En un momento dado, se levanta y empieza a dar vueltas mientras la luz de refleja en las piedras preciosas de su vestido y parece envuelta en llamas. No puedo parar de mirarla maravillado e intento conservar esta imagen en mi memoria. Será un recuerdo que siempre permanecerá en mi. A pesar de todo, me parece que Katniss está actuando de forma algo antinatural en ella, ya que está soltando risitas tontas, algo que no le pega nada. Pero cuando habla de su hermana, vuelve a ser ella misma. Su voz se quiebra de dolor al recordarlo y se le hace un nudo en la garganta. Finalmente el pitido suena y Katniss regresa a su sitio.Apenas tengo tiempo para felicitarla porque en seguida me llaman a mi. Asombrosamente, no estoy nervioso, estoy acostumbrado a hablar delante de mucha gente. Ni siquiera hemos preparado un diálogo concreto, Haymitch confía en que sepa lo que decir.Subo al escenario y le estrecho la mano a Caesar al mismo tiempo que le dirijo al público la sonrisa más adorable que soy capaz de esbozar.-Bueno, Peeta.-Empieza el presentador.-Eres el hijo de un panadero ¿no es cierto?-Sí, Caesar. Si hay algo de lo que sé es sobre panes. Y ¿sabes de lo que me he dado cuenta durante estos últimos días?-No, Peeta, pero estoy deseando que me lo cuentes y creo que no soy el único ¿verdad?-Pregunta al público que aplaude entusiasmado.-Pues verás, resulta que los panes de cada distrito se parecen mucho a sus tributos. Por ejemplo, los panes del distrito 2 son esas hogazas redondas y duras. He descubierto que si te tiran uno de esos panes a la cabeza, es capaz de matarte con solo un golpe, al igual que los profesionales.Oigo muchas risas ente el público. La habilidad de matar de algunos tributos es conocida en todo Panem.-Y Peeta, dime ¿en qué crees que os parecéis la gente del 12 con vuestros panes?-Bueno, pues en casa solemos comer unas finas galletas, que no parecen muy atractivas a primera vista, pero con un poco de jarabe de arce, son lo más delicioso que he probado.-Miento.-Quieres decir que...-Quiero decir que los tributos del 12 solo necesitamos un poco de ayuda, un pequeño empujoncito, para triunfar.-Respondo con una sonrisa enorme, y adopto una postura relajada para indicar que tengo confianza en mi mismo.-Bueno, bueno, parece que tenemos a un chico que está orgulloso de venir de donde viene.-Absolutamente Caesar, el distrito 12 es mucho más de lo que aparenta.-Me alegra oír eso Peeta, pero aún así el Capitolio debe de ser muy diferente a lo que conoces, ¿Qué es lo que más te ha impresionado desde que estás aquí?-Bueno...-Empiezo indeciso.-Las duchas son raras-¿Las duchas?-Me pregunta Caesar impresionado.-Sí. Dime ¿todavía huelo a rosas?El público se ríe a carcajadas cuando Caesar se me acerca y me empieza a oler. Después es mi turno de olerle yo a él y los espectadores se vuelven locos al estallar en vítores que duran un buen rato. Están disfrutando de verdad.Cuando finalmente se tranquilizan, me pregunta si tengo alguna novia en casa. Niego con la cabeza pero antes dejo una huella de vacilación para que el presentador siga insistiendo, que es precisamente lo que hace.-Bueno, hay una chica.-Admito al fin. Me preparo, este es el momento que decidirá el resto de los juegos, el momento que tal vez sea la diferencia entre la vida y la muerte. Y todo depende de mi. Pienso en Katniss y me invade el pánico durante un segundo al darme cuenta de que voy a confesar delante de todo el país lo que llevo años sin atreverme ni a pensarlo.-Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero no creo que ella supiera nada de mi hasta la cosecha.-Real, todo real.Oigo suspiros de comprensión entre la multitud y recuerdo la sensibilidad de Portia ante los temas de amores imposibles. Espero que esto funcione.-Entonces te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así ella no podrá rechazarte ¿eh?-Me anima Caesar.-Creo que no funcionaría. Ganar... no ayudará en mi caso.-Respondo y se me quiebra la voz de verdad, sin tener que fingirlo.-¿Por qué no?-Me pregunta Caesar.Respiro hondo. Todo depende de lo que diga ahora.-Porque, porque...-Las palabras se me atragantan y siento que me empiezo a ruborizar. Ahora si que estoy nervioso, y mucho.-Porque... ella está aquí conmigo.

ASI lo ve petta desde su punto de vista de los juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora