Capitulo 26

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No sé si debo despedirme de Katniss ahora también, aunque no se muy bien lo que tenemos que voy a decirle. "Bueno, encantado de estar enamorado de ti, nos vemos mañana si no te matan antes". No, pase lo que pase no creo que me vaya a despedir de ella. Me alegro de que Portia me llame, lo que hace que me detenga unos segundos más en el comedor en los que a Katniss le da tiempo a salir del comedor y poner distancia entre nosotros para que no haya posibilidad de que tengamos otro encuentro incómodo.-¿Qué tal están tus manos?-Me pregunta Portia preocupada.-Pues...creo que mejor, ya no me duelen tanto.-Contesto.Me atrevo a levantarme un poco el vendaje a ver que tal está la herida y me sorprende ver que la mayoría de los cortes están curados, tan solo algo enrojecidos. Me vuelvo a anudar la venda para que mañana mis manos estén curadas del todo.-Es mejor que te vayas a descansar.-Me dice Portia sonriendo.-Mañana va a ser un día duro.Me despido de ella y voy a mi habitación. Todavía llevo el traje de la entrevista, el cuál me quito con cuidado y lo dejo sobre la silla para que no se arrugue. No sé que hacen aquí con nuestra vestimenta del desfile y de las entrevistas, supongo que los subastarán o algo así.Me doy una ducha rápida y el tinte que tenía en el pelo se va todo por el desagüe formando una espiral de colores rojos, amarillos y anaranjados. Cuando vuelvo a ser rubio, me pongo un pijama cómodo y me acuesto en la cama, a pesar de que intuyo que no voy a pegar ojo.Y tengo razón. El primer pensamiento que me asalta es sobre el chico 3, el del puñetazo. Todavía me parece increíble que no se pueda hacer nada. Ya desde antes de los juegos los distritos de los profesionales tienen más ventaja sobre los demás. No les basta con estar mejor alimentados y haberse entrenado durante toda su vida, también juegan con otras normas. Al menos me consuela pensar que ellos también tienen que regirse por lo que les impone el Capitolio, aunque este decida que son ellos los que deben ganar porque los distritos profesionales son los que más les lamen el culo. Me sorprendo a mi mismo pensando estas cosas y me doy cuenta de que desde que mi nombre salió en la cosecha, mi mundo ha cambiado por completo. En casa nunca se me habría ocurrido pensar esto. ¿Para qué? Tenía una de las mejores vidas en el distrito 12, no habría sido justo que me andase quejando. Hasta mi manera de pensar ha podido cambiar el Capitolio con los juegos. En el fondo no somos más que sus marionetas. Sé que no es posible, pero por una vez me gustaría ser miembro de mi propio destino.El segundo pensamiento que hace que me ponga enfermo con solo de pensarlo es en cómo voy a proteger a Katniss. Todavía no he pensado ningún plan y los juegos empiezan mañana. Se me acaba el tiempo, los juegos siempre me habían parecido algo lejano e irreal, pero la realidad me golpea como una maza. ¿Cómo he podido siquiera pensar en dormir? Mi cabeza no para de dar vueltas pensando una solución y de repente, me siento muy agobiado con todas las sábanas que me dan demasiado calor. Me las quito de encima de golpe y me levanto de la cama. No soporto estar más tiempo tumbado. Salgo precipitadamente por la puerta y echo a correr en un intento de liberarme de ese peso que me aprieta el corazón.No sé a donde voy hasta que me acuerdo del tejado y me dirijo hacia allí, aire fresco es lo que necesito ahora. Subo las escaleras como una exhalación y no paro hasta que salgo afuera y el aire helado me inunda los pulmones y el ruido de la calle me retumba en los oídos. Me dejo caer sobre la hierba y me quedo allí, acurrucado sobre mi mismo, mirando las luces parpadeantes del Capitolio. Me avergüenza reconocerlo, pero creo que nunca me cansaré de este paisaje.Poco a poco, mi respiración acelerada va volviendo a la normalidad y siento algo de frío, pero no quiero volver a la jaula que es mi habitación. Me siento algo mejor, la carrera ha hecho que durante un momento me olvide de mis problemas, pero ahora me vuelve a asaltar los mismos pensamiento. No sé cuanto tiempo estoy ahí sentado, perdido en mis reflexiones, de las que solo me consiguen sacar unos pasos que oigo a mi espalda.

ASI lo ve petta desde su punto de vista de los juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora