Capitulo 4

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Después de que suene el himno de Panem, nos conducen a los dos tributos al interior del Edificio de Justicia, donde nos despediremos de nuestros seres queridos. Acabo en una sala muy lujosa, con alfombras mullidas y un gran sofá de terciopelo, aunque apenas me fijo. Los primeros en entrar son mi madre y mis hermanos. Nunca he tenido una relación muy estrecha con ninguno de ellos. Con mis hermanos lo más que hacemos es pelear y apenas nos hablamos más que para decirnos insultos fraternales. Pienso en la relación que tiene Katniss con su hermana y siento envidia. Mi madre no es que sea demasiado cariñosa, de hecho, el único contacto que tenemos es cuando ella me pega, sé que ella no me quiere, lo he asumido, y que le parezco un fracaso por no poder cargar con tantos sacos de harina como mis hermanos. Muchas veces me he preguntado por qué se casaría mi padre con ella, aunque sé la respuesta, él no tuvo otra opción. Así que nos quedamos la mayoría del tiempo callados y se nota que todos estamos incómodos. En un momento dado pregunto que dónde está papá.

-Dijo que iba a casa a buscar una cosa y que pronto vendría.-Contesta mi madre y yo asiento con la cabeza.

-Puede que lo consigas-Dice entonces alguno de mis hermanos aunque no me fijo en cuál. Asiento otra vez, distraído, no puedo ganar y ellos deben de saberlo también, aunque intenten darme ánimos.

Un agente de la paz viene a avisarnos de que nos queda poco tiempo. Estrecho la mano de mis hermanos, que me desean suerte y mi madre me da un beso en la mejilla que se siente extraño porque es el primero que me da en mucho tiempo. Entonces me mira y me dice:

-Quizá el distrito 12 tenga por fin un ganador este año. Cuando los tres están saliendo por la puerta la oigo murmurar “Esa chica si que es una superviviente”.

Justo después, con la energía que la caracteriza, entra mi amiga Delly Cartwright y se lanza a mis brazos. Con mi familia no he soltado ni una lágrima, pero no puedo evitar que ahora algunas rueden por mis mejillas. Delly es amiga mía desde que puedo recordar, ya que somos vecinos y tenemos la misma edad. Es pelirroja y una de las pocas personas del distrito 12 a la que le sobran unos algunos kilos, ya que sus padres son comerciantes y nunca le ha faltado de nada. Ella es la única persona en el mundo que está ahí siempre para mi, además de ser la chica más simpática que conozco.

-Delly, debes saber que no puedo ganar, esto es un adiós para siempre.- A ella no la puedo mentir, no puedo darle falsas esperanzas porque ella es la única a la que no puedo engañar. Ella asiente y sé que está llorando porque me está empapando el cuello de la camisa. Se separa de mi y me mira fijamente.

-La vas a proteger ¿verdad?, a Katniss- Y yo asiento porque ella es la única que sabe quién es la persona de la que llevo enamorado desde pequeño.-Entonces tienes que hacer que consiga patrocinadores-Cuando dice esto está intentando sonreír pero se le escapa un gemido y se vuelve a echar sobre mi hombro.

-Te echaré de menos-Susurra.

-Yo también a ti-Le contesto, porque es verdad. Por supuesto que no hay nada romántico entre nosotros pero ella sigue siendo mi mejor amiga. Nos quedamos abrazados hasta que viene el agente de la paz y se la lleva.

El último en entrar es mi padre, que me ofrece un paquete de galletas. Esto me hace recordar que tan solo hace unos días que Katniss y su hermana pequeña estuvieron mirando los pasteles que tenemos en el escaparate y cuando la niña dijo que le gustaría probar alguno al menos una vez, ella le contestó que preferiría las galletas.

-No las quiero, dáselas a ella, a Katniss, las agradecerá más que yo.

Mi padre asiente y entonces me mira y me dice algo que me deja sorprendido.

-Estás enamorado de ella, lo sé. También sé que vas a dar la vida por ella. Yo habría hecho lo mismo.-Su mirada se desenfoca un momento y sé que está recordando el pasado. Entones recuerdo lo que me contó una vez, la primera vez que vi a Katniss. Él estaba conmigo y me dijo que cuando era joven quería casarse con su madre pero que ella prefirió a otro. En aquel momento no le presté mucha atención pero ahora me doy cuenta de que mi padre sea, probablemente, la única persona que me comprende.

-Te he traído otra cosa.- Me dice y me tiende algo que parecen papeles arrugados. No tengo tiempo de ver lo que es porque entonces me rodea torpemente con los brazos y he de reconocer que su abrazo me reconforta un montón.-Te quiero, hijo-murmura, y antes de que yo pueda contestarle, se da la vuelta y se marcha. Creo que se ha ido tan precipitadamente porque no quería que le viese llorar y entonces me doy cuenta de que yo también estoy llorando.

ASI lo ve petta desde su punto de vista de los juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora