Hoseok nunca se había pasado demasiado tiempo imaginándose el día de su boda. No parecía que tuviera motivo alguno para hacerlo. Jimin era el que había soñado con los trajes de príncipe doncel, rodeado de lujo y gloriosas estancias en las que bailaba con su príncipe azul.
Hoseok siempre había pensado que, si alguna vez le ocurría, sería una celebración mucho más modesta. Tal vez una cita en el juzgado sin más. Puede que incluso también una comida en el pub más cercano.
Nada de lujos porque nunca había imaginado que pudiera ser otra cosa que la pariente pobre de Jackson Wang, afortunado de tener casa y trabajo tal y como él siempre le decía.
Nunca se había imaginado más que eso o, al menos, no había pensado que pudiera querer más.
Por ello, se quedó atónito ante lo fácil que le resultó perderse en la fantasía de aquella boda que Jungkook había organizado.
Llevaba ya varios días sin poder dormir, dando vueltas en la cama, porque había estado totalmente seguro de que se iba a sentir como una especie de alienígena con el traje de novio doncel que Jungkook había insistido que se pusiera.
Estaba convencido de que tenía que representar un papel que le iba muy mal y también que todo el mundo se daría cuenta.
Sin embargo, ocurrió algo muy extraño. Cuando se puso el vestido, este le resultó muy cómodo. Le gustó. Tal vez jamás podría haberse reconocido con él, pero le gustaba el tacto y la forma, el modo en el que estaba realizado para hacerle parecer exactamente el doncel que nunca se había imaginado que sería.
Para empezar, hermoso.
Había estado esperando en una pequeña sala en la parte posterior de la capilla con aquel maravilloso traje, solo, mirándose en el espejo constantemente porque no se reconocía.
Había escuchado cómo llegaban los invitados y se había preguntado si debería sentirse nervioso, pero aquel traje de doncel parecía tener la capacidad de tranquilizarlo y así lo había sentido en cuanto se lo puso. Así estuvo hasta que el tío Jackson entró para buscarlo.
–No tienes por qué hacer esto le había dicho. Las palabras habían sonado
más bien como una sugerencia en vez de como palabras de apoyo.
Hoseok miró al hombre al que hasta hacía unos días había considerado su salvador.
–¿Y entonces qué? le había preguntado. ¿Qué imaginas que nos pasará si Jungkook no consigue lo que desea?
–¿Es esto lo que desea? le espetó su tío mientras lo observaba como si siempre hubiera albergado sospechas sobre la clase de persona que el era.
¿O acaso es más bien lo que deseas tú?
–¿Lo que deseo yo? repitió Hoseok. Estuvo a punto de soltar una carcajada.
Perdóname, pero ¿cuándo le ha importado a otro ser vivo lo que yo deseo?
Su tío se limitó a mirarla fijamente.
–¿Es eso lo que le dijiste a mi madre?
El rostro de Jackson se endureció.
–Le dije lo que ocurriría si me desobedecía. Desgraciadamente, Hoseok, tu madre no era más que una zorra.
Hoseok contuvo la ira. No gritó ni desvió la mirada. Los años de práctica le vinieron muy bien.
–Sin embargo, no parece que fuera una zorra sin dinero.
Por suerte, en aquellos momentos la música habíaempezado a resonar en lacapilla y las puertas se habían abierto. Al tío Jackson no le había quedado más remedio que acompañarla al altar. Todos estaban bailando al ritmo que marcaba Jungkook de un modo u otro.
ESTÁS LEYENDO
Venganza Intima
RomanceDespués de pasar diez años en la cárcel por un crimen que no cometió, el cruel griego coreano Jeon Jungkook volvió para vengarse de Jung Hoseok, el doncel cuya declaración lo sentenció. Decidió que se casaría con el y lo uniría a él para siempre. Si...