Hacía años que Hoseok no había estado en Martha's Vineyard, diez años para ser exactos.
Se había marchado de allí después de que condenaran a Jungkook y jamás había imaginado que regresaría. Nunca había deseado regresar al lugar que le producía unos recuerdos tan dolorosos, llenos de fantasmas y de detalles sobre aquel último verano y todo lo que había ocurrido desde entonces.
La verdad era que no había deseado necesariamente que le ocurrieran las cosas que le habían acontecido durante los dos últimos meses, aunque eso no significaba que los rechazara totalmente.
Se llevó la mano al vientre mientras conducía su coche de alquiler desde el puerto en Vineyard Haven hacia Edgartown. Le parecía que ya notaba un cierto abultamiento. Una pequeña indicación de la vida que crecía en su interior.
Descubrir que estaba esperando un hijo lo había cambiado todo.
Había ocurrido muy rápido después de la noche del baile benéfico. Había sospechado algo desde hacía una semana antes.
Se había levantado cuando aún estaba oscuro en el exterior y había ido a uno de los cuartos de baño para invitados, en una planta diferente de la casa, para que Jungkook no tuviera ni idea de lo que estaba ocurriendo incluso si se despertaba y veía que Hoseok no estaba en la cama.
Había seguido las indicaciones al pie de la letra, temeroso de que, si cometía el más mínimo error, la prueba no sería segura. Unos minutos más tarde, apareció el resultado. Unas líneas azules que demostraban que su vida jamás volvería a ser la misma.
Comprendió entonces los dolores de cabeza, el hambre insaciable y la sensación de hinchazón por todas partes.
Estaba esperando un hijo.
Mientras estaba allí, con la prueba en una mano y rodeado del silencio que reinaba en la casa de Jungkook, fue como si el tumulto de las últimas semanas cristalizara allí, ante Hoseok.
Tiró la prueba a la basura e incluso la envolvió en papel higiénico para engañar a los ojos curiosos. No se sentía preso del pánico ni trató de encontrar febrilmente la manera de reaccionar ante aquella noticia.
Fue como si ya lo supiera. Como si la prueba hubiera sido un momento de claridad. Una confirmación que lo animó a reaccionar.
Lo hizo con rapidez porque Jungkook tenía el sueño muy ligero y temía que se despertara en cualquier momento.
En vez de regresar al dormitorio principal, bajó a la planta baja y fue a buscar su ordenador a la biblioteca, donde recordaba haberlo dejado. Compró un billete de ida a Boston; el avión despegaba a primera hora de la mañana.
Parecía evidente que Massachusetts sería el último lugar de la Tierra en el que cualquier miembro de la familia Wang querría regresar, así que parecía lógico pensar que sería el último lugar de la Tierra en el que pensarían en buscarlo.
Cuando terminó de reservar el billete, regresó al dormitorio y se metió en la cama, donde Jungkook estaba extendido como el titán del que tomaba su nombre. Hoseok incluso consiguió dormir un poco.
Sus sueños fueron caóticos. Colores brillantes y emociones intensas. Todas las cosas que habían estado dando vueltas en su interior y a las que Hoseok había tenido miedo de enfrentarse directamente. Amor. Pérdida. El deseo interminable de muchas cosas que no podían ser.
Jungkook lo despertó unas horas más tarde del mismo modo que siempre. Hoseok odió el hecho de que, a pesar de haber visto las cosas con claridad, todo le resultara tan duro, que hubiera una parte de Hoseok que no quisiera aceptar lo que sabía que era cierto.
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Venganza Intima
RomanceDespués de pasar diez años en la cárcel por un crimen que no cometió, el cruel griego coreano Jeon Jungkook volvió para vengarse de Jung Hoseok, el doncel cuya declaración lo sentenció. Decidió que se casaría con el y lo uniría a él para siempre. Si...