Cap. 8 ¡La pareja feliz! ¡Mil enhorabuenas!

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Todo iba según el plan. Jungkook se había pasado años refinando los detalles de lo que pensaba hacerle a la familia Wang. Los días se convertían en semanas y luego estas en meses.

Año tras año, había ido calibrando escenarios para construir cuidadosamente lo que creía que podría ser lo más beneficioso para él y, al mismo tiempo, más dañino para ellos. El resultado había sido, si cabe, mucho mejor aún de lo esperado.

Habría utilizado a Hoseok, en cualquier caso. Desde el momento que sus investigadores privados descubrieron la verdad sobre el y lo que Jackson había estado haciendo con la fortuna de su madre, Jungkook había decidido que era la clave para conseguir todo lo que deseaba.

El hecho de que al regresar a Inglaterra hubiera descubierto que resultara más tentador de lo que había anticipado era tan solo la guinda del pastel.

Sin embargo, no era así si se disponía a jugar con su propio tablero.

Lo que no había esperado era que resultara tan fácil. Casi demasiado, hasta el punto de que había empezado a preocuparle que tan repentina y total aquiescencia fuera tan solo una fachada. Que le estuviera haciendo creer que aceptaría porque resultaba más fácil cuando en realidad no tenía intención alguna de plegarse a sus exigencias.

Eso no serviría. En absoluto.

–Deberías haberte resistido un poco, Hoseok,aunque solo hubiera sido por disimular dijo Jungkook unos días después de su regreso.

–No sabía que se permitía la resistencia en este juego replicó Hoseok mientras lo observaba con un desafío que él encontraba muy atractivo y preocupante al mismo tiempo.

Una parte de él seguía preguntándose si los dos seguían jugando a lo mismo o se trataba de dos juegos completamente diferentes. No le gustaba la sensación.

Le había enviado un coche para recogerlo de la cochera y llevarlo al taller de una de sus firmas favoritas de alta costura en Mayfair. Tanto si le gustaba como si no.

De eso se trataba precisamente. No era capaz de saber si le gustaba o si no le gustaba. Aún no era capaz de leerlo, a pesar de que él siempre se había enorgullecido de saber leer a todo el mundo.

Era una doncel peculiar. Estaba en lo que, para otro doncel, habría sido un paraíso y parecía... ausente. Parecía incluso desconocer que estaba en medio de tanto esplendor.

Había ropa por todas partes, realizados en las telas más suntuosas. Los donceles que él había conocido antes de ir a la cárcel se habrían sentido extasiados allí, recorriendo el taller de un lado a otro y tocando todo lo que podían.

Sin embargo, Hoseok no era así. Para empezar, no llevaba hecha la manicura. Su cabello, a menos que él estuviera muy equivocado, no había sido cortado por un buen estilista nunca.

Era como si quisiera ir desaliñado.

Jungkook prefirió no decirle nada. Hoseok era muy hermoso, pero precisamente eso era lo más sorprendente de todo. Jungkook no creía que el lo supiera.

Aquel día, llevaba puesto otro de sus atuendos de trabajo. Una chaqueta gris con pantalón a juego que conseguía con éxito esconder las formas de su cuerpo y la perfección de sus curvas.

Jungkook dio por sentado que aquella elección debía de ser deliberada por su parte.

Estabaallí, en uno de los talleres másexclusivos, con los brazos cruzado sobre el pecho como si estuviera frente a unpelotón de fusilamiento. Además, llevaba el cabello tan estirado que seguramente le impedía mover adecuadamente los músculos del rostro.

Venganza IntimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora