Cap. 5 Maldito seas Jungkook...

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 Hoseok era el único que no se había vestido para la cena, lo que tuvo el efecto inmediato de hacer que se sintiera como un sirviente.

Trató de armarse de valor y de ocultarlo bajo su habitual expresión de serenidad, la que había practicado en el espejo durante años cuando era más joven, pero al sentarse en el comedor familiar para la cena con sus ajadas ropas de oficina mientras a su alrededor sus primos se mostraban en todo el esplendor típico de los Wang, sintió que le escoció.

Tal vez, de repente, todo le escocía y sus ropas eran simplemente una cosa más. No tenía ni idea de dónde se había ido el resto de su tarde.

Cuando Jungkook se marchó de la cochera, permaneció inmóvil durante mucho tiempo, como si hubiera olvidado moverse. En algún momento, recordó haberse acercado a la ventana, a las piedras que había coleccionado durante las únicas vacaciones a las que había ido con sus padres y había visto que el crepúsculo comenzaba a caer sobre la finca.

Eso significaba que ya no tenía tiempo de volver a su casa para cambiarse y luego regresar a tiempo para la cena.

Tal vez una parte del doncel había querido que así fuera. Tal vez había querido presentarse en aquella cena formal vestido como un oficinista para recordarse que, para sus parientes, era el familiar pobre al que tío Jackson había ido a recoger a los ocho años de edad.

Sin embargo, si lo que Jungkook le había dichoera verdad, tal vez nunca había sido tal cosa. ¿Lo sabían todos ellos? ¿Formaban todos parte de aquello o acaso siempre habían creído lo mismo que Hoseok?

El no quería pensarlo demasiado. Era demasiado, además del asesinato de Jimin y de la preocupación sobre el regreso de Jungkook. Ya solo el hecho de que él hubiera salido de la cárcel era demasiado, para que, además, hubiera ido a verlo a el para revelarle unos hechos que podrían, literalmente, cambiarle la vida. Era demasiado. Él era demasiado. Por no mencionar la amenaza que le había lanzado.

–¿Qué estás haciendo aquí? le preguntó Yoongi cuando Hoseok se acomodó en el sofá más alejado del salón, donde había creído que su presencia se notaría menos. Yoongi resultaba demasiado provocador para su gusto.

Era pelirrojo, pero carecía del atractivo del príncipe con el que compartía su nombre. Su primo estaba siempre borracho y era un amargado. ¿Acaso has traído algo para que lo firme mi padre?

Hoseok sintió en aquel momento lo que llevaba tantos años tratando de ignorar. La parte oscura y furiosa de el a la que siempre le había costado un poco encontrar la gratitud que se esperaba por su parte. Especialmente cuando lo trataban como un empleado más en vez de como un miembro de la familia.

–Estoy invitado replicó, sino no estuviera aquí Yoongi, no seas impertinente lo dijo tal vez más fríamente de lo necesario.

No mencionó por quién. Si a Yoongi le sorprendieron las palabras o el tono, se lo guardó entre los cócteles que tomó antes de cenar, como siempre hacía. Cuando todos estuvieron dispuestos para ir al comedor, Yoongi ya estaba prácticamente borracho.

Jungkook por su parte, llegaba tarde.

–Cualquiera pensaría que una cosa que una persona aprendería mientras está en la cárcel es a llegar a tiempo musitó Taehyung. Su esposa, lady Susan, que jamás perdía la oportunidad de presumir del hecho que tenía un título y que le había proporcionado a Taehyung un heredero y dos hijos más con los que asegurar su posición en la familia, chascó la lengua.

Hoseokpermaneció donde estaba, en el sofá. Se sentía diferente de lo que se sentíanormalmente cuando estaba con los Wang. Era como si el hecho de que Jungkook fuera diferente hubieracambiado también su vida.

Venganza IntimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora