Capítulo 4

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(...)

Estaba sentada en mi oficina estudiando el caso del señor Oviedo.

Al lado del gran montón de papeles se encontraba un té verde, que también me ayuda con el estrés.

Eran las dos de la madrugada.

Pero aún no lograba entender nada.

Decidí dejarlo para el día siguiente, ya que era un poco tarde.

Terminé de beberme el té y caí en la cama, ¿sabéis como se tiran las orcas? Pues igual. Caí a los pies de mi queridisima cama.

(...)

Me levanto por el sonido del molesto despertador, deslizo la pantalla de mi móvil y, por fin, el despertador deja de sonar.

Hoy no tengo nada que hacer.
¿Que tal si voy a correr?

*Perfecto*- dijo mi subconsciente

Me levanté y me tomé un té verde. Me vestí la parte de arriba con un top y luego unas mayas y mis new balans negras.

Me hice una coleta y me puse los cascos. Salí de mi piso disparada como una moto. Uno, dos, uno, dos, uno, dos....- repetía mi mente.

En ese momento me choqué con alguien y caí al suelo. Me rasque un poco la cabeza atónita.

Miré hacia arriba intentando averiguar cual era el motivo de mi caída, pero el sol me daba en toda la cara.

- Disculpa- dijo alguien ofreciéndome su mano. Se la acepté y me levanté.

- ¿Señor Oviedo?- dije examinándolo.- Perdone..

- Ahora mismo iba a su casa. Necesitaba un teléfono de contacto, de contacto, por si tengo algo que decirle sobre el juicio.

- De acuerdo, ¿puede pasarse después de comer?- dije volviéndome a colocar los cascos.

- Claro, nos vemos.- dijo y se fue

Seguí corriendo y corriendo durante un par de horas; dicen que correr libera estrés.

(...)

- Soy Daniel- dijeron desde el otro lado de la puerta. La abrí lentamente..

- Hola- dije y sonreí.

Él sonrió también.

Espera, espera.

¿Sonrió?

Wow.

Ha bajado un ángel del cielo y se ha posado en él.

Pasamos a mi despacho y me senté.

- Hay cosas que aún no me quedan claras- dije mirando los papeles.

- ¿Lo aclarará hasta el juicio? Es dentro de dos semanas.

Asentí con la cabeza.

- Verá, es que yo tuve dos abogadas antes y me dieron 3 juicios. Con la primera abogada perdí el primer juicio. Con la segunda abogada perdí el segundo juicio y si pierdo el tercer y último juicio... me quitarán la casa- dijo poniéndose las manos en la frente.

- Confía en mí.- dije segura y luego sonreí.

©His Lawyer | GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora