Sonrío al notar la mano de Daniel sobre la fina tela de mi camisa, en los abdominales y abro los ojos.
Una noche espléndida, si señor.
Admiro durante varios segundos a Daniel dormir y le acaricio suavemente el pelo con las yemas de los dedos.
Recuerdo que tengo que preparar el desayuno. Ayer discutí con Daniel por sus cosas inecesarias. Sé que el tiene dinero, pero a mí subjetivamente no me gusta tener criadas en casa para hacer labores a las que yo misma me podría dedicar. A si que, vendrán solamente por la tarde.
Le subo la bandeja con el desayuno y se lo dejo en la cama.
- Daniel -susurro pero es en vano- Daniel -digo un poco más alto- ¡Dani!
- No me llames Dani -se queja despertándose y sonrío victoriosa. Vaya dormilón.
- Desayuna que me visto.
- No te vistas -susurra con la voz ronca y aparta el desayuno. Me subo sobre él y me besa.- No te vayas -vuelve a decir entre besos.
- Debo ir a los tribunales -le beso y me levanto. Se queja y suelto una carcajada.
Me decanto por una camisa blanca y unos pantalones largos negros, tacones negros.
Salgo del baño pero no me encuentro a Daniel. Bajo rápidamente las escaleras y salgo de casa.
Quedan diez minutos para las nueve, la hora en la que entro. Espero que me de tiempo a llegar.
Oigo el pitido de un coche tras mí que llama mi atención.
- ¿A dónde vas tu sola, guapetona?
Perdón por que sea tan corto, son fiestas en mi pueblo y no tengo mucho tiempo. ¿Quién creéis que es? Comentar.
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©His Lawyer | Gemeliers
Fanfiction- Daniel, ya he conseguido solucionar el problema por el cual acudistes a mí, ahora márchate.- dije abriendo la puerta - Sabes que yo.... - Sabes que tú sólo eras mi cliente- le interrumpí mientras miles de lágrimas recorrían mis mejillas. - Pero C...