Capítulo 43

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Vuelvo agotada a mi casa, matada por los tacones que llevo puesta, sigo caminando forzosamente.



Meto la llave en la cerradura y la giro lentamente. Lo primero que hago es quitarme los dolorosos zapatos con agujas.



Miro al frigorífico y sonrío. Una foto de Daniel y mía adorna el cacharro plateado.



Me preparo una infusión y me tumbo en el sofá. Quién diría que hoy Daniel y yo hacemos un mes.



Tomo el último trago y lo dejo en la mesa, pero una pequeña cajita con un lazo llama mi atención.



La cojo cuidadosamente pensando que en su interior quizás haya algo frágil y me siento en el sofá nuevamente.



La abro y me encuentro una llave, y un llavero con la foto que anteriormente había observado en el frigorífico. Al lado se encuentra una nota.



Feliz primer mes, princesa, ésas son las llaves de mi castillo ahora también tuyo. Te quiero.



No, no, no puedo aceptar tal cosa, es demasiado.



Decido llamarle para aclararlo, no dejaría que se pudiese permitir tantos gastos.



- Dime -contesta- ¿has visto la caja?



- De eso quería hablarte -digo no muy seguro- no puedo permitirte que viva yo ahí. Serían demasiados gastos.



- Eres muy cabezona -dice- quiero que estés aquí conmigo y lo voy a conseguir. Los gastos son la menor de mis preocupaciones.



- No sé Daniel...



- Porfavor -insiste- haré lo que quieras.



- ¿Lo que quiera?



Quizás él esté pensando verde, pero yo estoy pensando en tirarle escaleras abajo con un monopatín.



- Ajá -responde- ¿qué me dices?



- Que vayas ahora mismo a comprar un monopatín -respondo riendo- vamos feo, te espero en tu casa.



(...)



- Aquí tienes el monopatín -responde entregándomelo y no puedo parar de reír- ¿para qué le querías?



- Ven -digo dirigiéndome hacia las escaleras.



- Primero deshaces las maletas, luego lo que quieras.



- Vale -refunfuño de broma.



Cuando ya he colocado todo en la habitación de Daniel me dirijo hacia donde se encuentra él y le entrego el monopatín.



- Acompañame -susurro sensual en su oído.



Sonríe pícaro y me acompaña hasta el colmo de las escaleras, donde dejo el monopatín en el borde.



- Pensaba que íbamos a......



- ¿Follar en en monopatín? -pregunto y suelto una carcajada- subete al patinete que yo te empujo.



Me mira asombrado pero luego habla- luego haremos lo que yo quiera.



30 comentarios y sigo.


Pd: pasaros por mi novela "adicta a "

©His Lawyer | GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora