Tem 3: Entrenamiento

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El sol ya estaba alto en el cielo, iluminando el campo de entrenamiento donde los estudiantes de la Clase B se encontraban distribuidos en diferentes áreas, cada uno esforzándose al máximo para mejorar sus Quirks. Los gritos de concentración y el sonido de habilidades siendo empujadas al límite resonaban en el ambiente.

Kendo estaba aumentando el tamaño de sus puños, probando su resistencia al impacto mientras golpeaba pesadas estructuras de metal. Tetsutetsu endurecía su cuerpo en su forma de acero, levantando rocas pesadas mientras Ibara extendía sus enredaderas a distancias mayores que nunca. Kinoko hacía aparecer hongos por todo el terreno, tratando de controlar la rapidez y densidad de su crecimiento.

Pero en medio de toda esta actividad frenética, Yaito permanecía quieto. Estaba de pie a un lado del campo, mirando fijamente sus manos. Su expresión era seria, casi distante, mientras los demás alrededor de él entrenaban sin descanso. El sudor perlaba su frente, no por el esfuerzo físico, sino por la lucha interna que lo consumía.

Yaito apretó los puños lentamente, observando cómo sus manos temblaban levemente. Sentía la presión de mejorar, de alcanzar nuevos niveles de poder, pero algo en su interior lo retenía. Sabía que su Quirk, por poderoso que fuera, aún tenía limitaciones. No podía depender solo de lo que ya había logrado. Necesitaba avanzar, superar esos límites que lo hacían dudar en cada batalla.

Yaito: (No puedo quedarme estancado...) —pensó, frunciendo el ceño, mirando al suelo—(El poder de actuar... de proteger... no es suficiente. No lo ha sido.)

Las imágenes de sus peleas pasadas cruzaron por su mente: las veces que apenas pudo proteger a sus compañeros, los momentos en los que sintió que podría haber hecho más, pero no lo hizo.

Miró nuevamente sus manos, con el recuerdo fresco de la pelea más reciente aún latente en su mente. Sentía que no había avanzado lo suficiente. Había mejorado, sí, pero no lo suficiente como para enfrentar las verdaderas amenazas que se avecinaban.

Yaito: Actuar no es suficiente —murmuró para sí mismo—(Tengo que superarme... debo alcanzar el siguiente nivel.)

Justo en ese momento, Kendo se acercó a él, con su característica sonrisa segura pero preocupada.

Kendo: Oye, Yaito, ¿todo bien? No te he visto entrenar nada todavía. Estás más serio de lo normal.

Yaito no respondió de inmediato, pero luego le dedicó una breve mirada, consciente de que no podía dejar que sus compañeros vieran su frustración interna.

Yaito: Solo estoy... pensando en cómo mejorar mi Quirk. No puedo quedarme atrás, Kendo. Todos están avanzando, y yo... —se interrumpió, suspirando.

Kendo lo observó unos segundos y luego asintió.

Kendo: Es normal sentirse así, pero no tienes que presionarte tanto. Has hecho mucho, Yaito. Todos sabemos de lo que eres capaz. Pero entiendo si sientes que debes superarte. —Le dio un golpe amistoso en el hombro—. Solo recuerda que no estás solo en esto. Si necesitas ayuda, aquí estamos.

Yaito sonrió levemente, agradecido por el gesto, pero la inquietud seguía en su pecho. Mientras Kendo se alejaba para continuar con su entrenamiento, él volvió a mirar sus manos.

Yaito:(No se trata solo de poder) —pensó—, (Se trata de control, de entender mis límites y superarlos. No puedo simplemente seguir avanzando sin un propósito claro.)

Decidido, Yaito cerró los ojos y tomó una respiración profunda. Sabía que su camino para mejorar sería difícil, pero no podía rendirse. Tenía que encontrar una manera de llevar su Quirk al siguiente nivel, de entender su verdadera esencia.

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