Calentando con mis padres 3

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Contenido lésbico

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El día siguiente me despierto renovada. Desayuno tranquila con mis padres, bromeando sobre cualquier cosa que salga en la conversación, aunque en algún punto el calor es tanto que mi madre lanza la idea de bañarnos en la piscina.

Yo observo mi ropa holgada bloquea oportunidades de excitar a mi padre para ser follada deliciosamente después. No me gusta, pero es mi salvavidas.

- ¿Que dices cariño ?- me pregunta mi madre y observa la luz de sol entrar por la ventana.- Y está para broncearnos. Yo quiero tostar un poco mi piel.- mira a mi padre con una sonrisa y él se la devuelve.- Como te gusta.

Le doy un leve vistazo a mi piel, la cual es de un tono trigueño que siempre me ha gustado, y eso porque efectivamente me bronceo mucho. Cuando no he estado con la polla de mi papá dentro de mí, me la he pasado desnuda tomando sol en la piscina. .

-Si quiero. Mucho sol, mucho calor.- mi madre se ríe, y yo miro a mi padre. Para ambos, calor ya no tiene un solo significado.

-Vamos, come rápido. Que quiero pasar un delicioso día con ustedes.- de nuevo me encuentro con la mirada de mi padre.- Los extrañé demasiado.- le sonrío y pienso en lo idiota que puedo ser a veces, y lo zorra, porque en serio. Tengo una maravillosa madre que amo con todo mi corazón y ¿Cómo le pago? Follando con mi padre, su esposo.

De verdad debo tener un problema.

Un rato después me miro en el espejo, reparando todo mi cuerpo de piel trigueña cubierto por un bikini de color blanco, que realza en definitiva todos mis atributos.

Mis senos se ven llenos y parecen querer salirse de mi bikini. Me doy la vuelta y aprecio mi trasero levantado que se ve más grande por el hilo que tengo, un trasero que a mi padre le gusta bastante. Suspiro y busco un pareo, colocándolo alrededor de mi cintura para que cubra un poco más de piel.

Mi cabello negro lo recojo en una coleta alta y miró un segundo mis ojos ámbar antes de salir, dejando mi teléfono atrás.

Cuando llego al piso de abajo mis traviesos ojos que no sé que les pasa últimamente, se enfocan en mí madre antes de que mi padre, porque joder, mi madre está buenísima. Eso lo he sabido siempre, pero ahora que mis hormonas andan en rebelión, noto cada curva y cada atributo.

Mi madre tiene un gran cuerpo, para ser sincera. No hace mucho ejercicio por el trabajo, pero todo está correctamente en su lugar. Mis senos de buen tamaño los heredé de ellas, y mis piernas igual, solo que a ella la acompaña un trasero más que generoso. Su vientre no es completamente delgado, pero sigue siendo liso y firme.

Su cabello castaño y sus ojos verdes son algo que no heredé, pero en definitiva, le conceden más atractivo.

-Guao, hija. Cada día estás más hermosa.- la veo caminar hacia mí en su pequeño bikini verde que resalta su piel blanca.

-Gracias , ma. Tu también estás increíble. No puedo creer que escondas esas curvas en tu ropa de ejecutiva.- mi madre se sonroja y le quita importancia a mis palabra con la mano.

-Mis dos mujeres son hermosas, en definitiva.- mi padre llega y siento una corriente correr por mi cuerpo cuando rodea mi cintura con el brazo izquierdo y veo como hace lo mismo con mi madre con su derecho. Le da un beso en los labios y después me da un beso en la sien.

Los recuerdos llegan, y tengo que apretar las piernas cuando siento esa vibra de excitación posarse en mi vientre.

-Tu también estás guapo, amor.- sonrío tensa y me suelto.

-Me voy a dar un baño - les doy la espalda y salto al agua un poco fría, para ver si así se me controla la calentura que me cargo encima.

Parezco un volcán a punto de explotar.

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