Mi bicicleta

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En mi ciudad el confinamiento estricto
ya finalizó, si bien no volvimos a la
normalidad, ya hay más libertad en
cuanto a ciertas actividades. Ya está
permitido salir a hacer ejercicio en
parques, asique como aún no puedo
entrenar en el gimnasio, decidí salir a
andar en bicicleta.

Me coloque mi calza corta negra y una
blusa bien suelta para estar más
Cómoda. Me puse mis auricularesy salí.
Luego de andar más de 45 minutos, ya
me encontraba un poco cansada,
pedaleaba cada vez más lento. En un
momento, me incline hacia adelante y
lleve mi torso hacía el manubrio, en ese
instante pude sentir como mi clítoris se
presionó sobre en el asiento y por
supuesto, se sintió muy bien.

Mantuve esa posición para pedalear
unos minutos más y luego comencé a
mover mis caderas hacía los lados, aún
haciendo presión sobre el asiento. Cada
vez se sentía más rico. Ya decir verdad,
ya me apetecía tocarme.

Tomé rumbo hacia mi casa, y continúe
moviéndome mientras pedaleaba.
Al cabo de unos minutos, ya estaba en
la entrada de mi casa. Completamente
transpirada y acalorada, tanto por el
ejercicio, como por los movimientos que
venía haciendo.

Mi bicicleta es de esas deportivas, que
usan para hacer cycling, por lo que
entre el asiento y el manubrio tiene un
caño a la altura de ambos. Al bajarme
de ella, para abrir la puerta, me
posicione sobre ese caño. Y se sintió
mucho mejor que lo que venía haciendo.
Comencé a moverme hacia atrás y
adelante, y podía sentir mi vagina
prendida fuego.

Allí estaba, en la vereda de mi casa,
tomando fuertemente con mis manos el
manubrio, de piernas abiertas, rozando
mi concha sobre el caño de mi bicicleta.
No presté atención a si alguien estaba
viendo o no, no me interesaba, estaba
pasándola muy bien.

Seguí unos minutos, hasta que ya no
podía aguantar las ganas de tocarme. Y
simplemente lo hice, metí mi mano y
pude sentir lo mojada que estaba.Pero
me contuve, quité mi mano y procedí a
abrir la puerta del garaje.

Entré la bicicleta, cerré la puerta y volví
a tocarme. Pasaba más dedos por toda
mi raja mojada y se sentía muy rico.
Estaba muy caliente. Necesitaba darme
placer en ese momento, no podía
esperar a ir al cuarto o a ducharme.
Asique me quite la calzay comencé a
acariciarme por encima de mi húmeda
tanga mientras terminaba de quitarme la
remera y el corpiño.

Mis pezones estaban erectos, tenía toda
mi piel erizada. Corrí mi tanga a un lado
y volví a pasar mis dedos por toda mi
vagina, me encanta como se siente
acariciar mi zona íntima así, con todos
mis fluidos.

Terminé mis caricias, saboreé mis jugos
y volví a montarme sobre el caño de mi
bicicleta. Se había sentido tan bien,
quería seguir experimentando ahí.

Al igual que antes, empecé a moverme
hacia atrás y adelante. Se sentía
extraño por la forma y el frío del caño,
pero mi clítoris estaba siendo muy
estimulado, por la fricción y la dureza.
Estaba sintiendo y disfrutando esa
estimulación. Mi respiración comenzó a
acelerarse, aumenté el ritmo de mi
movimiento y no pude contener el
gemido.

Me aferraba al manubrio mientras
seguía moviéndome sobre el caño.
Podía ver mis tetas moverse y rebotar,
acompañando el resto de mi cuerpo.
Cada vez gemía más fuerte, estaba
completamente en éxtasis. Casi sin
darme Cuenta, al moverme, golpeé mi
cola con el asiento y aunque en ese
momento me dolió, seguí moviéndome,
golpeando ocasionalmente mi cola
hasta que finalmente culminé en un
orgasmo.

Me tomé unos segundos para recuperar
mi respiración. Y cuando me bajé de la
bicicleta, me quedé viendo en detalle el
asiento, y decidí probar algo.

Bajé el asiento lo más que pude, y lo
incliné un poco. Fui rápidamente hasta
el tocador y tomé un frasco de aceite de
bebé que tengo.

Me quité mi tanga, quedé
Completamente desnuda, parada sobre
la bicicleta, de frente al asiento. Puse un
poco de aceite en mis manos y
Comencé a acariciarme.

Empecé por mis pechos, me detuve un
bueno tiempo a masajearlos, apretarlos
y también golpeaba un poco mis
pezones. Esa mezcla de sensualidad y
rudeza me enciende mucho.

Volví a poner aceite en mis manos y
seguí con mis nalgas. Las acariciaba.
Pasaba mis dedos por mi raja y también
me di varios chirlos, un pequeño grito se
escapaba de mi boca con cada nalgada.

Aun no había tocado mi sexo, pero ya
sentía mi humedad. Mi pelvis se movía
reclamando placer.

Aceité mis manos una vez más, apreté
mis pechos y suavemente me dirigí
hacía mi vagina. Pase mis dedos por
mis labios internos y con mi otra mano
empecé a acariciar el asiento.

Continúe tocándome y luego metí tres
de mis dedos, no era suficiente, metí
uno más. Los metía y sacaba de mi
lentamente. Dejé de aceitar el asiento y
Comencé a tocar mi clítoris, de pronto la
excitación era mayor. Entonces gemí,
gemi más fuerte que antes.

Quité mis dedos y me concentré solo en
mi clítoris, lo tocaba y presionaba como
sé que me gusta. Estaba muy muy
cachonda, no paraba de gemir.

Separé mis labios y me apoye sobre el
asiento. Con una mano me sujeté fuerte
de él, y apoye la otra contra la pared
que tenía enfrente.

Empecé a moverme, a refregar toda mi
concha mojada y con aceite sobre el
asiento de mi bicicleta. Mi Dios!! Que
bien se sentía eso!! La fricción de mi
cuerpo hacia calentar el material del que
está hecho y esa temperatura se podía
sentir.

Estaba prendida fuego, gemía y gritaba
del placer que me estaba dando
montarme a mi bicicleta.

Continúe así no se por cuánto tiempo
sinceramente, era algo que no había
sentido antes. No podía ni quería parar.
Seguia y seguía, comencé a darme
nalgadas.

"Oh si, seguí asi" gritaba entre medio de
los gemidos. Y lo hice, seguí y seguí
hasta que mi cuerpo se rindió en un
orgasmo.

Pude sentir como mis fluidos
empaparon el asiento.

Nunca creí que algo tan simple y
cotidiano como mi bicicleta podría
hacerme tener dos orgasmos tan ricos.

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